El fiscal quiere la película «Santoalla» en la causa por el crimen del holandés

p. s. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

LOLITA VÁZQUEZ

La jueza acepta que se incorpore el documental para ilustrar en su momento al jurado

21 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en la Audiencia Provincial de Ourense se celebre el juicio por el asesinato del holandés de Santoalla, Martin Venfordern, el jurado podrá ver una película. Que durante una vista se reproduzcan las imágenes que una cámara de seguridad haya recogido durante un atraco, o que se puedan escuchar las conversaciones de un pinchazo telefónico, no es nada excepcional. Pero que a un jurado lo inviten al visionado de una película, o al menos de una parte de una película, ya no es tan normal, pero en cuestión de meses, salvo imprevistos, ocurrirá. La titular del Juzgado de O Barco 2 ha autorizado la petición del fiscal para que el documental de los norteamericanos Andrew Becker y Daniel Mehrer se incorpore como una prueba más. Los miembros del jurado no podrán escuchar en directo a los padres de los dos acusados -la madre ya falleció y el padre se encuentra, al parecer, muy enfermo- de la muerte y ocultación del cadáver, pero podrán valorar cómo eran y cómo se expresaban ante las cámaras antes de que aparecieran los restos de Martín y su todoterreno calcinado y oculto. Podrán, igualmente, ver el escenario de la tragedia y escuchar a los detenidos cuando eran únicos convecinos del pueblo y también los principales sospechosos de la desaparición para la Guardia Civil.

Comisión rogatoria a EE. UU.

La incorporación de la película a los autos exige hacer bien las cosas, por lo que, en este sentido, aparte de hacer una petición formal a la productora para que facilite una copia y se pueda incorporar con todas las garantías, también se seguirá el curso ordinario convencional con una comisión rogatoria a EE. UU. desde el Ministerio de Justicia.

El fiscal del caso, Miguel Ruiz, cree que la película resultará enriquecedora a la hora de que el jurado valore el entorno y los protagonistas, con la singular atmósfera de Santoalla.

Grabaciones del fallecido

Las palabras de unos y otros ayudarán, según cree, a entender lo que ocurría en Santoalla cuando Martin desapareció el 19 de enero del 2010, como cuando apareció el 17 de junio del 2014 su todoterreno quemado y oculto entre matorrales.

En la película aparecen, entre otras, imágenes de grabaciones en vídeo del propio Venfordern, que utilizaba con frecuencia una cámara. En una se interrumpe una secuencia cuando parece que el padre de los dos detenidos lo va a golpear con un palo. En otra, Juan Carlos, en prisión y principal sospechoso de la muerte, tras su propia confesión, dice a Martin que estaba «gordo para matarte, voy a por ti».

La perspectiva de una pena de hasta 20 años y el riesgo de fuga dejan en Pereiro al imputado

El 2 de diciembre se cumplieron dos años del ingreso en prisión provisional de Juan Carlos Rodríguez como presunto autor material de la muerte de Martin Venfordern. La defensa pidió que saliera en libertad y el ministerio público reclamó que siguiera en prisión. Y en esa situación continuará, a la espera de juicio, con la instrucción muy avanzada, solo pendiente del resultado de una prueba de balística y de la incorporación de la película Santoalla, estrenada en la pasada edición del Festival de Cine Internacional de Ourense (OUFF).

El otro detenido por este asunto, hermano del primero, aparece imputado en la misma causa, aunque al no haber tenido supuestamente intervención directa en la muerte, limitada a la presunta ocultación del cadáver y destrucción del coche, no llegó a ingresar en prisión.

El sospechoso del asesinato, entre el retraso mental leve y una personalidad fantasiosa

La Audiencia Provincial de Ourense ha decidido que Juan Carlos Rodríguez, detenido el 30 de noviembre del 2014 y en prisión desde dos días después, continúe en Pereiro a la espera del juicio. La sala ha decidido mantener la posición de la jueza de O Barco 2, que es también la del fiscal.

La gravedad de la pena prevista para el delito de asesinato, de quince a veinte años de prisión; la naturaleza del hecho, marcado por la ocultación del delito, por lo que el cuerpo no apareció hasta pasados cuatro años y de forma casual, sumado a la situación familiar y económica del imputado, «hacen presumir racionalmente el riesgo de fuga».

Rechaza frontalmente la Audiencia la posibilidad que la defensa apuntaba de Juan Carlos, en el sentido de que su hermano Julio -que reside en Petín- se comprometía a custodiarlo y a trasladarlo allá donde fuera requerido.

Una pura invención

La defensa de Juan Carlos lo presenta con discapacidad mental del 70 %, y una personalidad muy infantil y fantasiosa. Siendo, indica, una persona «que no es capaz de articular frase alguna», sostiene la defensa que la declaración autoinculpatoria del detenido es una pura invención. Censura la Audiencia en este punto a la letrada defensora, por no haber formulado «objeción a la forma en la que su defendido prestó declaración» tanto en la Guardia Civil como en el juzgado de O Barco, siendo ella misma quien lo asistió. Entonces, Juan Carlos diría, a preguntas de su propia abogada, que «cuando vio aparecer al holandés en el coche, tenía miedo por si lo iba a atropellar, que disparó por miedo, que bebía alcohol de forma habitual, y mucho, que ese día había bebido vino».

En contra de esa posición, la sala cita los informes de los médicos forenses, que cifra su coeficiente intelectual de 64, esto es, retraso mental leve, con la salvedad de que, en el supuesto de acreditarse la autoría de los hechos, se encontraría parcial y escasamente afectada su capacidad.

El fiscal subraya, por otra parte, que con el hermano apenas tiene relación. Además, el imputado es una persona habituada a vivir en el campo con escasos medios, por lo que, aunque carezca de medios, es una persona válida para vivir sin muchos recursos».