Saamira Garay: «La solidaridad tiene un punto egoísta, a mí me ayuda a dormir mejor»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

EDUARDO PEREZ

La intérprete lleva años colaborando con los niños que tienen síndrome de Asperger

19 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su nombre es de origen magrebí -su padre nació en Marruecos pero acabó en Ourense-, pero Saamira Ganay se define como gallega de pura cepa. La cara les suena de verla en diferentes series, aunque tiene otra faceta menos pública pero igualmente destacable. Ha coordinado todo el trabajo de elaboración del calendario de la Asociación Galega de Asperger (Asperga), que ya puede adquirirse, guiando a los niños de la asociación en la creación de unos dibujos de personajes como Julio Verne, Darwin, Tesla o Hipatia de Alejandría, que cuesta creer que hayan sido realizados por menores de edad.

-¿Cuándo comienza su relación con Asperga?

-Empecé a colaborar allá por el 2012. En Ourense trabajaba como monitora deportiva y de psicomotricidad infantil, y mi amiga Sara Pascale, que ha coordinado el calendario de este año conmigo, me llamó para ver si podía darles un taller a los chavales de Asperga. Cuando llegué vi que tenían más ganas que medios para hacer cosas. Había que hacerlos más visibles de alguna manera. Y, dada mi profesión, lo que yo conozco son actores, así que propuse realizar un calendario tirando de amigos.

-Pero este año los protagonistas no son actores, sino los niños de la asociación.

-Es que ya les tocaba. La función de los actores era conseguir la atención de la sociedad y los medios. Y una vez logrado eso, queríamos cambiar, los chavales tenían que tomar el protagonismo.

-Han dibujado a diferentes personajes históricos de los que se sospecha que pudiesen tener síndrome de Asperger.

-Los especialistas lo deducen por la forma que tuvieron de gestionar sus talentos y por sus propias biografías. No hay una seguridad absoluta, porque el Asperger se diagnostica desde hace muy poco tiempo. De hecho, todavía hay especialistas que están un poco pez en el asunto. Es algo que está en un proceso de investigación constante.

-¿Qué encontró en Asperga que le ha hecho involucrarse de tal manera?

-Fue un flechazo. Soy poco convencional y me gusta la gente especial. Siempre me han atraído las personalidades que tienen un algo que las diferencia. Y estos niños tienen todos ese algo especial. Así que fueron ellos los que me atrajeron desde el primer momento. Además, a mi las injusticias me comen, me sublevan. Y ver que había casos que estaban tan desamparados por parte de las entidades públicas... Es que al ser algo tan especial no hay una implicación suficiente por parte de la sanidad. Me lo tomé como algo personal.

-¿Cómo es trabajar con estos chavales?

-No es fácil, pero sí enormemente gratificante. No hay dos casos iguales. Algunos necesitan más apego físico, otros lo rechazan... Es una cuestión de empatía. Intento colocarme en su sitio y jugar con ellos. A lo mejor tiene algo que ver mi trabajo de actriz, porque me dejo empapar. Es un aprendizaje constante. La primera vez que les di un taller, estábamos realizando una actividad y le pregunté a una de las niñas qué le parecía lo que estábamos haciendo, si le gustaba. Como no me respondía le volví a preguntar qué es lo que se le estaba pasando por la cabeza, y ella empezó a frotarse el pelo nerviosa. Entienden las cosas de una forma literal, por eso hay que cuidar mucho el lenguaje y las expresiones que utilizas. Pero, sobre todo, lo que hay que hacer es respetarles, no forzar la comunicación jamás. Cada uno tiene su tiempo, pero terminan siendo muy receptivos.

-La veo volcada con el proyecto.

-Creo que todos tenemos, no una obligación, pero sí una responsabilidad para con los demás. Pero también hay un punto egoísta en todo esto. A mi me hace sentir muy bien y me ayuda a dormir mejor si sé que he hecho algo útil.

-Cuénteme cómo fue el proceso de elaboración del calendario.

-Los primeros días lo que hicimos fue ver diferentes corrientes artísticas y del diseño. Y cada uno iba mostrando interés por cosas distintas. Después probamos técnicas, para que experimentaran. Y a partir de ahí, todo fue según el gusto estético de cada uno. Hay que estar mucho con ellos, pero cuando fueron viendo el resultado se pusieron muy contentos. Esto ha elevado su autoestima, lo que es muy importante.