
El bar cumple setenta años. Andrés Fernández lleva 36 al frente y ahora se retira
13 dic 2016 . Actualizado a las 13:54 h.El negocio empezó a funcionar hace setenta años regentado por dos cuñados. Y dos cuñados se quedarán al frente del bar Pepinillo cuando se jubile Andrés Fernández Macías. Él, después de 36 años sirviendo bocatas, está exprimiendo sus últimos días en el negocio, pero ya avisa de que no andará lejos tras jubilarse a final de mes: «Estaré aquí vigilando a ver cómo se portan». En todo caso, la responsabilidad será ahora de su hijo Andrés, que lleva desde el año 2008 trabajando en el bar, y de su yerno, Suso Pérez, que está empezando.
El bar Pepinillo vive días muy especiales por la jubilación de Andrés padre y por el setenta cumpleaños del propio negocio, que se celebra exactamente hoy. De ello da fe la licencia que el Concello de Ourense emitió el día 13 de diciembre del año 1946 para que el local comenzase a funcionar, un documento histórico enmarcado y colocado en la pared como recuerdo. Siete décadas después poco ha cambiado. Y, pese al relevo generacional, tampoco se prevén grandes revoluciones en el Pepinillo en los próximos tiempos. Andrés hijo explica que la decoración, prácticamente la misma con la que abrió sus puertas, no cambiará. El bar es pequeño pero acogedor, no tiene televisión y sus paredes están repletas de los muchos recuerdos que se pueden recopilar en tan extensa trayectoria.
El Pepinillo siempre ha sido, y sigue siendo, una apuesta segura para quienes quieren comer bocadillos ricos y baratos (pocos hay que superen los tres euros). Ahora que se llevan las hamburguesas y los bocadillos gourmet, en este bar no piensan andarse con experimentos exóticos. «No tenemos ni buey ni nada de eso. Aquí seguiremos a lo antiguo», resume Andrés hijo, que explica que los bocatas estrella de la carta siendo dos: de panceta, queso y pepinillo en calientes y de queso de Arzúa, anchoas y pepinillo en fríos.
El modelo de negocio está claro, pero deja sitio para novedades como la posibilidad de elegir pan sin gluten y sin lactosa para que todos puedan disfrutar de sus manjares o el reparto a domicilio, que estrenaron hace un año y que -a falta de televisión en el local- facilita ofertas especiales a sus clientes los sábados de Liga y las tardes de Champions para que vean los partidos en sus casas.
Los que prefieren ir en persona a por sus bocadillos podrán seguir encontrándose el trato familiar del que siempre ha presumido el local, situado en el número 5 de la calle Reza. No en vano, tras la barra son una familia y muchos de sus clientes, también. «Se han dado casos en los que hemos tenido aquí a cuatro generaciones comiendo nuestros bocadillos, desde el bisabuelo hasta el bisnieto», comenta Andrés hijo.
El otro Andrés, el padre, no puede ocultar su satisfacción al saber que se jubilará dejando el negocio en manos de su hijo y de su yerno. Estos últimos días disfruta de la celebración del setenta aniversario del Pepinillo y de las despedidas de la clientela, aunque insiste en que no andará lejos.