Ourense lleva más de una década sin tener los presupuestos listos a tiempo

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

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PILI PROL

Las cuentas de la capital viven en la inestabilidad desde la época de Cabezas

25 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi ni los más viejos del lugar recuerdan cuando la ciudad de Ourense aprobó unos presupuestos en tiempo y forma. La última ocasión en que la capital ourensana arrancó un año con las cuentas validadas encima de la mesa y ratificadas por el pleno municipal fue en el año 2005. Fue, concretamente, en una sesión plenaria del cinco de noviembre del 2004. Gobernaba por aquel entonces el Partido Popular, con Manuel Cabezas al frente, y la oposición estaba conformada por PSOE y BNG. En aquella sesión, al igual que sucedía durante el resto del mandato popular, se hacía valer el peso de la mayoría absoluta para sacarlas adelante sin más contratiempos que el de los choques dialécticos entre ambos bandos.

Ese año marcó un punto de inflexión. Ni tan siquiera la mayoría absoluta de Cabezas sirvió para cumplir con los plazos y aprobar con antelación las cuentas y permitir, por tanto, una planificación económica del día a día y de las inversiones de la institución municipal. Los dos últimos años del exregidor popular fueron un anticipo de lo que estaba por venir. Las cuentas del 2006 se aprobaron de forma definitiva en marzo de ese año, mientras que las del 2007 se ratificaron en enero de ese año. Fue justo un mes antes de que Manuel Cabezas dimitiera y entrase en la alcaldía Enrique Poly Nóvoa. Esa marejada en el PP se traducía en retrasos que a partir de ese año se convertirían casi en una norma.

Las siguientes cuentas en aprobarse ya corrieron a cargo del bipartito PSOE-BNG. Eran los tiempos de los dos gobiernos, con la marca Tenencia de Alcaldía (BNG) a pleno rendimiento. Pese a ello, los presupuestos no se hicieron esperar demasiado y recibieron luz verde plenaria en el mes de marzo del 2008 gracias a los votos de socialistas y nacionalistas.

Llegar a un acuerdo entre las concejalías de ambos partidos ya supuso un mayor esfuerzo negociador en el año. El visto bueno plenario no llegó, en este caso, hasta abril. Idéntico mes que en el 2010. Al ejercicio siguiente, y ante la inminente cita electoral, se adelantaron de nuevo a marzo.

Tras el paso por las urnas y la reedición del pacto de gobierno entre PSOE y BNG llegaron las dificultades. Las cuentas del 2012 no se aprobaron hasta el mes de septiembre de ese año. Fue justo antes de que estallara la operación Pokémon y saltara por los aires el pacto de gobierno. Con el nuevo escenario en minoría, el PSOE fue incapaz de sacar adelante un proyecto de presupuestos que se refrendara en el pleno y se vio obligado a prorrogar las cuentas del año anterior. La travesía por el desierto de la inestabilidad presupuestaria no se rompió hasta casi dos años después. En noviembre del 2014 se aprobaron las cuentas del Concello de Ourense para ese ejercicio. Fue, por primera vez en la historia, a través de la junta de gobierno local, una posibilidad que se incluía de forma reciente en la normativa de las grandes ciudades. Son las últimas que se aprobaron, ya que el gobierno del PP, también en minoría, no fue capaz de sacar adelante su tramitación ni en el 2015 ni tampoco en el 2016. Ahora trabaja a marchas forzadas para presentar un borrador de las que deben de estar en vigor en el ejercicio 2017. La negociación con la oposición se antoja complicada. Sus diez concejales no pueden con los 27 de la oposición. Un acuerdo con Democracia Ourensana (8 ediles) parece a día de hoy ciencia ficción, por lo que el ejecutivo de Jesús Vázquez parece fiarlo todo a las negociaciones con el PSOE (6 concejales). Otra salida sería apostar por la puerta de atrás y sacarlos adelante en junta de gobierno. Sea como fuere, y todavía sin un borrador ni una RPT aprobada, parece improbable que el próximo año arranque con un presupuesto aprobado.