Pedaleando del despacho al juzgado

pepe seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

José Fernández

La incomodidad del nuevo edificio judicial de O Couto animó al decano del colegio de procuradores, Ricardo Garrido, a usar la bici cada día

12 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A Ricardo Garrido Rodríguez (Ourense, 1956) le tira la bici desde niño. Ni es un aficionado de última hora, ni un político en campaña promocional. Moverse por la ciudad pedaleando era algo que en alguna ocasión se había planteado, pero al final, por comodidad, lo iba dejando. Tampoco necesitaba otro medio de locomoción que no fueran sus piernas en los traslados diarios del despacho hasta los juzgados, que es donde desarrolla buena parte de su actividad profesional. Todo iba bien hasta que se construyó el nuevo edificio judicial. Y si hubo quien en su día dejó de fumar, sencillamente porque le resultaba incómodo cumplir con la obligación de salir de su centro de trabajo (una escuela, verbigracia, lo cual exigía abandonar el recinto), Ricardo se planteó echar mano de la bici como modo de transporte. El nuevo edificio judicial resultó ser la excusa perfecta. Dicho y hecho. Y ahí sigue para envidia de quienes reconocen que les gustaría hacer lo mismo, pero no se deciden, o por pereza, o por inseguridad.

«La memoria me dice que siempre tuve bici. Y que la utilizaba, aunque solo fuera durante los fines de semana y de forma continuada en las vacaciones, en las temporadas de playa. El tráfico urbano es diferente, pero si tienes experiencia y habilidad, es un medio de transporte insuperable para la ciudad», dice Ricardo Garrido, cuyo perfil sobre la bicicleta, con la mochila a la espalda, ya empieza a formar parte del paisaje urbano. «Es cómodo, es rápido y es barato», reflexiona, sin dejar pasar la ocasión de criticar la ausencia de aparcamiento en el nuevo edificio judicial.

«La situación, francamente, es vergonzosa. Que no se hayan previsto las necesidades de estacionamiento al poner en marcha una infraestructura pública como esta, ya no solo para los propios trabajadores sino para profesionales y usuarios, no es lo mejor», lamenta el decano del Colegio de Procuradores. Él se animó con la bicicleta, de la misma que otros ?profesionales o funcionarios? optaron por dar un mayor uso a sus motos. O comprar una.

¿Circular por Ourense? «Me sumo, naturalmente, a la demanda de carril bici. Cuantos más se habiliten, mejor. Ganamos en seguridad. De todos modos, creo que la circulación es bastante cómoda por la ciudad. La experiencia de un año largo pedaleando todos los días me dice que el tráfico es en general amable, aunque majaderos los hay en todas partes, igual al volante de un coche como sobre una bicicleta», resume. No deja de reconocer, de todos modos, que en algunos momentos, cuando el ciclista pasa a menos de medio metro del vehículo, «la sensación del riesgo es inevitable para el más débil, que siempre es el ciclista».

¿La forma física? Cada día se siente un poco mejor, reconoce. «Si cuarenta minutos de ejercicio diario aportan una buena ración de salud, qué mejor que aprovechar el tiempo de esta forma. Es un aliciente más», dice Ricardo Garrido, quien, no obstante, se mide a la hora de encarar algunas cuestas. La bici en la que se mueve es buena, pero tampoco es cuestión de llegar empapado de sudor a la cita en un juzgado. La calle Concello, actualmente en obras, es una de las que no subía ni en sueños. Sobre todo por el mal estado del firme. La avenida de La Habana hacia arriba exige mucho cuidado, advierte, pues algunos coches se pasan con la velocidad. «Pero en el centro urbano, en general, vas cómodo».

Cuando empezó a llegar en bici al juzgado, alguna sonrisilla provocaba entre compañeros y funcionarios. Cuando esas mismas personas comprobaron que no era pose de un día la de Garrido, sino determinación firme, con lluvia o con calor, pasando del chubasquero a la gorra, la inicial percepción de simpatía fue girando hacia la normalidad. Sorprende, con todo, a quienes, clientes o abogados con los que no trata a diario, lo ven llegar sobre dos ruedas, pedaleando, con pinzas en los pantalones y tan fresco.