«Nuestro objetivo es detectar las necesidades y responder de forma ágil»

Fina Ulloa
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antonio cortés

Resalta el trabajo colectivo para hacer frente a una realidad social que, dice, «va siempre más rápida que nosotros»

24 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año que el obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, nombró oficialmente a María Tabarés Domínguez como directora de Cáritas. La abogada ourensana sustituía en esa responsabilidad a Ángel Feijoo quien ocupaba el cargo de forma provisional, compaginándolo con su responsabilidad en el Seminario Mayor. En sus manos recayó el timón de una institución con 40 trabajadores y 518 voluntarios que el pasado año invirtió 1,7 millones de euros para ayudar a 11.138 personas en situaciones de pobreza y exclusión social.

-¿Cómo encajó el encargo?

-Al principio me costó readaptarme y no me fue fácil colocar en su sitio el peso de la nueva responsabilidad. Estaba siempre con la mente en el sitio que no correspondía. Cuando estaba en el trabajo pensaba en Cáritas y cuando estaba en Cáritas pensaba en el trabajo. Todo el mundo quiere hacer bien su trabajo, pero aquí no te juegas solo un puesto o el prestigio de tu empresa. Aquí te juegas la comida de mucha gente y hacer las cosas de una manera o de otra supone que puedas llegar a más o menos personas y atenderles para que lo pasen solo que sea un poco menos mal. Esa responsabilidad emocional de que lo que tú haces puede tener efecto en la vida de otros, pesa, aunque afortunadamente esto es un equipo y esa responsabilidad es compartida. Ahora he conseguido separar un poco los dos ámbitos gracias también a que aquí hay una gente maravillosa, tanto en plantilla como en voluntariado, y se amoldaron a esa realidad que era mi trabajo, ajustando un poco la forma de hacer las cosas para facilitarme la tarea.

-¿No esperaba el nombramiento?

-Sinceramente, lo retrasé todo el tiempo que pude. Yo llevaba ya dos años como secretaria de la junta directiva y la verdad, estaba muy contenta con el papel que desempeñaba. Lo cierto es que cuando me lo propusieron por primera vez casi me da un infarto, entre otras cosas porque yo soy muy tímida y me encuentro más cómoda trabajando en el anonimato que en la faceta de representación social. Además me parecía que Ángel Feijoo estaba haciendo una labor espectacular. Yo comprendía que su situación era muy complicada por las otras responsabilidades que él tenía, porque por mucha capacidad que tenga una persona no se puede estirar indefinidamente; así que cuando me lo propusieron por segunda vez ya no me pude negar.

-¿Qué objetivos se fijó?

-Más que objetivos de hacer una cosa u otra, lo que me planteé es que recibía algo muy grande y muy bien hecho y que yo no podía permitir que bajase ese nivel logrado por el esfuerzo de tantas y tantas personas. Nuestro objetivo como equipo es ser capaces de detectar las necesidades y responder de una forma ágil. Una insistencia que tenemos es que no nos puedan los programas. Aquí entra una persona y nos cuenta su problema y yo tengo que solucionárselo, no puedo decir que tengo un programa para esto o lo otro pero que no le encaja. Aquí el proyecto son las personas y nosotros tenemos que ser capaces de resolver ágilmente cualquier necesidad que se ponga por delante porque la realidad va siempre más rápida que nosotros.

-¿Le molesta que se utilice la vinculación de Cáritas con la Iglesia como arma arrojadiza?

-Más bien mi percepción es que la gente como que nos salva a pesar de ser de la Iglesia, pero esa es una visión con la que no estoy de acuerdo. Somos lo que somos y hacemos las cosas de una determinada manera precisamente por eso. Cáritas es el ejercicio de la caridad por parte de la Iglesia Católica le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. En Cáritas atendemos a todo el mundo, sea cual sea su creencia, de hecho en el comedor se hace por ejemplo menú para musulmanes y hay trabajadores de la entidad que pertenecen a otras religiones. Las cosas aquí se hacen de una determinada manera, que es la que la gente percibe y le gusta, justamente porque somos lo que somos.

«Necesitamos una sociedad justa; no deberíamos hablar de comedores sociales en el 2016»

Abogada de profesión y actualmente ejerciendo como oficial de notaría, María Tabarés (Ourense, 1968) cree que algo falla en el mundo del siglo XXI para que entidades como Cáritas, tengan que dedicar buena parte de su presupuesto a cubrir necesidades básicas.

-¿Le ve salida rápida a esta situación?

-Me gustaría de verdad decir que sí, pero no lo veo tan claro por desgracia. Hemos llegado a un punto en el que personas que trabajan no tienen para cubrir las necesidades más elementales. A estas alturas, eso no debería ocurrir. Creo realmente que tenemos que cambiar el modelo. Necesitamos una sociedad más justa; no deberíamos tener que estar hablando de comedores sociales en el 2016. Y luego está otro problema. Con esta crisis se ha despertado mucho la solidaridad, pero también en las situaciones de necesidad afloran otras cosas que reflejan lo peor de cada uno.

-¿Como por ejemplo?

-Esos localismos que a veces afloran. El típico cartel de soy español o la exigencia de que mí me tienes que atender antes porque soy de aquí. Es curioso como perdemos la perspectiva y olvidamos, quizá como método de autodefensa, cómo nos sentimos cuando éramos nosotros los que estábamos fuera. Pensamos que cuando nosotros íbamos éramos gente de bien que buscábamos ganarnos la vida, pero no miramos del mismo modo al inmigrante. Se olvida que nadie elige donde nace y que por encima de la nacionalidad somos todos personas. Aquí siempre explicamos lo mismo: que los recursos son los que tenemos y los repartimos de mayor necesidad a menor. Creo que es importante crear esa cultura del compartir para llegar a una sociedad más humana, y no solo en lo material, sino también en preocuparnos más por el de al lado.