
En el aire están la gestión del mercado de A Ponte, la red wifi o locales vecinales
11 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.En la última junta de gobierno del Concello de Ourense se declararon desiertos tres concursos. No se trata de una casualidad ni tampoco de algo aislado, sino de una tendencia que se ha acentuado en los últimos meses. Desde que el Partido Popular se hizo con las riendas del gobierno municipal una veintena de procedimientos de contratación no han despertado el interés del sector privado. Algunos de ellos han levantado polvareda política y social, como es el caso de la concesión fallida de la gestión de la plaza de Abastos de A Ponte. Otros, como es el caso de los alquileres de locales de asociaciones vecinales, han pasado más desapercibidos. A la hora de buscar las causas de esta tendencia, fuentes municipales apuntan al hecho de que se han endurecido las condiciones exigidas para la contratación, tanto en lo que se refiere al apartado económico como en el de demandas de mejoras para hacerse con esos servicios. En otras palabras, la línea entre el interés público y el beneficio empresarial es cada vez más fina y muchos empresarios se lo piensan dos veces antes de aventurarse a una concesión de futura incierto.
En la última junta de gobierno, por ejemplo, quedó desierto el contrato de explotación de la cafetería del parque Miño de Ourense. Hace años, muchos hosteleros pelearían por hacerse con un espacio de ese tipo. Ahora, sin embargo, las intenciones no pasan de llamadas al área de Comercio para conocer las condiciones del contrato. Como reconoció el propio alcalde, Jesús Vázquez, tras la junta de gobierno el hecho de que sea un espacio al que solo se le puede sacar rendimiento durante los meses de buen tiempo hizo que muchos se echaran para atrás. Y eso que el canon ya se había rebajado sobre las pretensiones iniciales. Tocará, probablemente, un nuevo ajuste sobre los 503 euros al mes que piden por su explotación.
En esa misma reunión se declararon desiertos los concursos para alquilar un local para las asociaciones de vecinos de As Burgas y Os Rosais. Son dos ejemplos, ya que en lo que va de mandato siguieron el mismo camino hasta trece expedientes de contratación similares.
El caso de la plaza de Abastos de A Ponte es similar, aunque evidentemente a otra escala, al de la cafetería del parque Miño. A los inversores les echa para atrás el canon anual de unos 50.000 euros para explotar de manera conjunta ocho puestos y un restaurante. Tampoco convence el diseño del espacio ni las exigencias horarias de apertura, que obligaban a tenerlo abierto durante los 365 días del año un mínimo de 16 horas. Tras el fiasco de la adjudicación se creó un grupo de trabajo con los diferentes grupos políticos para lograr sacarlo adelante.
Otro servicio al que las empresas del sector le dan la espalda es el de la red wifi. La anterior concesión acabó de forma precipitada con la caída de la empresa Gowex y la obligada rescisión del contrato por impago. Ahora, con un escenario digital totalmente distinto al que había cuando se creó la red, el Concello de Ourense no ha logrado ningún aspirante a gestionar un proyecto que supuso una inversión superior al millón de euros.
Tampoco la Policía Local se libra de esta tendencia. A finales del 2015, el gobierno ourensano se veía en la obligación de declarar desierto el concurso para la adquisición de un furgón policial. La única oferta que se presentó no llegó a cristalizarse.