Una economista entre pinceles y trementina

mar gil OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La directora del Museo Municipal se confiesa heredera de su profesora de pintura de la infancia

06 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer cuadro que la directora del Museo Municipal de Ourense, Eva Torres Rodríguez (Ourense, 1973), colgó en casa con su firma recoge el movimiento cromático de tres veleros de Monet. Lo creó en 1982, en la buhardilla en la que Pilar Iglesias impartía clases particulares de pintura y escultura, en el barrio de A Ponte.

En aquel santuario confirmó una jovencísima Eva Torres su inclinación por la pintura. 34 años después vuelve a ponerse la bata y a sentarse, con Pilar supervisando, frente a un caballete. El olor a trementina y óleo invade este otro santuario: el que Pilar Iglesias ha creado en el barrio de O Couto, en un piso invadido por el arte cuya media de edad ronda la de jubilación. Su octogenaria vitalidad impregna un espacio en el que los alumnos se desperdigan, rincón a rincón, con el único límite del número de caballetes. Son los fieles afiliados del partido Pilarsanta. Aquí el arte es cosa seria, pero el humor no falta nunca.

 De alguna manera, aquella Eva de 9 años se ve reflejada en las septuagenarias alumnas que pueblan la peculiar escuela de Pilar durante este encuentro entre pupitres. «¡No es profesora, es maestra!», asegura una de ellas. Y Eva se engancha a sus palabras para recordar cómo, en aquella mítica casa de A Ponte donde las paredes cubrían las esporádicas carencias de lienzo, el sabor humano lograba imponerse al olor del óleo: «Pilar se ponía a nuestra altura; éramos unas niñas y le íbamos con nuestros problemas. ¡Nos sentíamos tan a gusto! Pintábamos, hablábamos, debatíamos, reñíamos y hasta veíamos colores que no existían...».

Las tardes de los viernes y las mañanas de los sábados, desde los 9 a los 18 años, fueron para Pilar. Callejear no era competencia. Pilar y la pintura ganaban siempre. «Yo me encontraba allí más casi como madre que como profesora; eran muy cariñosas, eran estupendas y yo me ponía a su altura y me ponía a la mía».

«Para mí fue una base en la formación profesional -asegura Eva-. Yo hace mucho que no pinto, pero el gesto de Pilar es mi gesto; cuando hablo del arte de Pilar, hablo de mi arte».

Cuando Eva descubrió a su maestra estudiaba EGB en el colegio Santo Ángel. Acabó COU en Maristas en 1991 y continuó en Santiago, cumplimentando el primer ciclo, de 3 años, de Económicas. «Yo, de entrada, había hecho el examen de ingreso en Bellas Artes, en Madrid, y lo aprobé, pero luego decidí que no me quería ir a Madrid. Dije: me quedo en Santiago y hago Económicas, como mi hermana. Yo era muy buena estudiante y no quería perder un año, por eso me apunté a Económicas ese curso. Estando en tercero, mi madre y el que hoy es mi marido me decían: lo tuyo es Bellas Artes, lo tuyo es Bellas Artes».

Así que volvió a la idea inicial, pero cambiando la ciudad de Madrid por Pontevedra. En su facultad cursó los tres primeros años y finalizó la carrera en Granada, especializándose en restauración pictórica y escultórica. Un máster en Alcalá y cinco años de trabajo como restauradora confirmaron su vocación pero, no lo duda, «a mí siempre me gustó la gestión cultural y ahora mis estudios en Económicas me vienen fenomenal».

 Fidelidad al óleo

El apoyo de su familia, que no dudó en empujarla por el siempre inestable camino del arte frente al más conservador de la economía, es uno de los haberes vitales de Eva Torres. De la mano de ese empujón va la influencia humana y artística de Pilar Iglesias.

«Yo no sé cómo dormía -cuenta Eva-. Era nuestra profesora, siempre en clases, y le hacían muchísimos encargos de retratos. ¿De dónde sacaba el tiempo? Yo con ella no hice escultura, solo pintar, solo óleo. Y siempre fui fiel al óleo; probé todo tipo de técnicas, pero me quedo con el óleo. Yo aprendí a amar el arte con Pilar; su transmisión más importante fue que me enseñó a amar el arte. Aquella etapa para mí es de los recuerdos más bonitos que tengo. Pilar Iglesias es una persona en el tiempo, en cada tiempo siempre se adaptó».