Todavía está en la retina de muchos amantes al baloncesto, sobre todo el que se juega más allá del Atlántico, la canasta sobre la bocina que anotó Kris Jenkins para darle el título universitario a Vilanova y dejar con un palmo de narices a la poderosa North Carolina, alma máter de un Michael Jordan que animaba desde la primera fila con su sudadera universitaria.
Organizando espectáculos deportivos nos aventajan en años luz y quizás su paradigma de deporte colegial tampoco sea la inmejorable, pero vistoso, es vistoso. No en vano cuando se mueve tanto dinero también aparecen esas tramas de corrupción que tanto nos suenan, con investigaciones que harán sonrojar a más de algún rector. Lo nuestro, en cuanto a deporte en las facultades, es más de andar por casa y, aún así, debemos reconocer que en Ourense vamos dando pasitos interesantes.
Son ya varios años los que se acumulan con un buen trabajo del Servizo de Deportes de la Universidad de Vigo y, en particular, en el campus ourensano. El baloncesto y el balonmano ya eran modalidades bien representadas en sus instalaciones y el avance de la pista de atletismo sirvió para acercar prácticas de base a un alumnado que cada vez se va convenciendo en mayor medida de que el cuerpo sano agudiza el intelecto. En esos círculos el rugbi también tenía su campo abonado desde hace años y la nueva instalación ha sido un impulso casi a la par que los buenos resultados del ya bicampeón gallego que pasea el nombre del campus. Y, por si fuera poco, llega el fútbol gaélico, esta semana de puertas abiertas a los no iniciados. Deporte y libros.