«Ganamos un concurso de danza en Valencia con un tema de Los Suaves»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La ourensana Eva Domínguez lleva una década formando a bailarinas de todas las edades

01 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Eva Domínguez (Ourense, 41 años) es profesora y bailarina de danza tribal, aunque conserve su pasión por la fotografía y el diseño gráfico, que no ha abandonado del todo. Llegó de casualidad, como suele suceder en la mayoría de los casos, a la danza oriental. «Hace quince años vi un cartel de una clase en la Casa da Xuventude a cargo de una chica alemana, Natalie Bax», explica. Y como todo lo que tiene que ver con la expresión artística le atrae, no lo pensó dos veces. Así comenzó poco a poco a adentrarse en este estilo de danza, aunque Eva se haya especializado finalmente en la tribal. «Probé y seguí con Natalie Bax que fue la que me abrió en un principio las puertas a un mundo nuevo, hasta que llegué a la danza tribal», dice. La formación ha sido constante. Esto le ha supuesto a Eva tener que viajar, ya que en Galicia no está asentada esta modalidad. «Fui viendo otros estilos y pensé: esto es lo mío». Explica que la danza oriental engloba elementos de diferentes países, de tres continentes. Y que la danza tribal es una evolución. «Nació en Estados Unidos, de los emigrantes europeos y africanos que se mezclaron allí con otras etnias», relata. Y esta fue su elección: «Me siento más identificada. Es más musculada y trabajada que la oriental», dice.

Asistir a talleres en diversos puntos de geografía española le ha ayudado a impregnarse del estilo, de la mano de las mejores profesoras de todo el mundo. «Son clases intensivas. Vas poco a poco conociendo más cosas, porque aquí no hay nada. Ni una escuela». Y gracias a Natalie Bax, Eva decidió convertirse en formadora. Dar clases. «Cuando se iba a Alemania le sustituía en sus clases. Y después, como veía que esto era lo que quería hacer, me junté con un grupo de amigas que les gustaba. Y así comencé», explica.

Y lo que se inició de casualidad, fue creciendo cada vez más. «En la danza tribal hay dos vertientes. La americana que se baila en grupo y la de fusión». Y Domínguez partiendo de la esencia, la mezcla con hip hop o charlestón. «Lo que tiene el tribal es que lo puedes fusionar con cualquier tipo de música, integrando movimientos. Esto no pasa en el oriental», dice. Para Eva Domínguez es más que una afición o una manera de ganarse la vida. «Estoy muy gusto. Siempre pienso en esto. Preparo talleres, traigo a gente de fuera, hago un espectáculo todos los años....», relata. En la actualidad, Eva imparte clases a medio centenar de ourensanas. Todas chicas. «Los chicos pueden venir, hay muchos que bailan. Pero yo creo que tienen un poco de miedo. No sé si las mujeres nacemos con otro chic, necesitamos expresarnos, movernos... Supongo que es por eso».

Depende del nivel al que se trabaje, pero este tipo de danza, asegura Domínguez, ayuda a aquel que lo practica en muchas cosas. «A la coordinación, conocerte, disociar las partes del cuerpo...». Y no tiene ni edad, ni constitución, ni sexo. La alumna menor tiene 9 años y la mayor 60. «Al principio es una pelea mente cuerpo y cuando consigues que tu cuerpo te haga caso, es cuando disfrutas. Es como la vida misma.», relata. La estética también es importante. «Tiene que ver con la raíz, de dónde vienes. Pero también va evolucionando». Para ella es difícil encontrar los complementos y la ropa. Y, en ocasiones, tiene que confeccionarlas. Las alumnas de Eva están divididas en dos grupos: Meigas y Feitizo y con ellas prepara diferentes coreografías. «Con el primer grupo ganamos un concurso de danza en Valencia con un tema de Los Suaves, Se alza el vuelo», explica orgullosa. No en vano, Eva es hija de Charly Domínguez. Y es que la música en directo y la fusión de estilos es una de sus señas de identidad. «También hemos danzado con ritmos de música gallega, con Guadi Galego, Guezos e incluso con A Roda».

Dice que a la gente les sorprende verlas, pero que les gusta. «Algunos nos ven así vestidas y piensan ?¡qué trapallada van a hacer!?. Pero detrás hay mucho trabajo. Hay movimientos que se consiguen tras años de esfuerzo», relata Eva. Tiene ya pupilas con madera. «Que me superan», dice entre risas. Además, baila con embarazadas. Ella mismo lo hizo. Y subraya que tiene muchos beneficios, aunque no se pueden hacer todos los ejercicios. Es cuestión de lanzarse.

Aunque se inicio

en la danza oriental, enseguida se decanto por la tribal

Ofrece clases a medio centenar de mujeres ourensana desde los 9 a los 60 años