«A los médicos no nos enseñan como dar malas noticias»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

El ourensano dará formación a especialistas del hospital de Monforte sobre habilidades comunicativas

06 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las malas noticias son parte consustancial al trabajo de los médicos, y sin embargo ninguna facultad les enseña cómo darlas. Los que trabajan en servicios como oncología o cuidados paliativos lo aprenden sobre todo a base de práctica. El doctor Miguel Ángel Núñez lleva siete años practicando y aprendiendo en el complejo hospitalario de Ourense, donde coordina la unidad de cuidados paliativos. Es uno de los especialistas invitados a las sesiones clínicas que presentó ayer el servicio de medicina interna del hospital comarcal.

-¿Hay que contarlo siempre todo a los pacientes?

-Eso está muy puesto en duda. Detrás de un enfermo hay una familia que muchas veces limita la posibilidad de contarlo todo. Se trata de aplicar el concepto de la verdad soportable. Llegas hasta donde el enfermo quiere saber, con la premisa de no cerrar puertas, de mantener en todo momento la esperanza.

-Pero si un paciente quiere saber la verdad, no pueden ocultársela, ¿no?

-La ley gallega de autonomía del paciente defiende el derecho del enfermo a tener información sobre lo que le pasa. Si un enfermo quiere conocer su diagnóstico y

su pronóstico, hay que decírselo.

-¿Los pacientes suelen preferir saber?

- Hay dos perfiles bien diferenciados. En general, los enfermos vienen cada día más informados sobre sus procesos y exigen más claridad al respecto. Los que no reaccionan así suele ser gente mayor, que vive en el medio rural y con baja formación. Estos suelen regirse por el principio de paternalismo médico, que el médico haga lo que considere preciso sin necesidad de informarle.

-¿Son recomendables los eufemismos o al cáncer hay que llamarle cáncer?

-El problema de la comunicación de malas noticias es que muchas veces depositamos un exceso de confianza en el contexto. Es decir, pensamos que si un enfermo viene a oncología eso es que ya sabe que tiene un cáncer. La verdad es que en especialidades como oncología y cuidados paliativos somos el último eslabón de la cadena y los pacientes llegan a veces a nosotros sin información o con información suavizada, sobre todo en los casos en los que la familia ha fomentado una conspiración de silencio. Resulta duro emplear palabras tabú, como muerte o cáncer, pero no es recomendable caer en los eufemismos.

-A veces habrá que admitir que no hay remedio.

- Jamás hay que decir eso tan horroroso de no hay nada que hacer. Efectivamente, puede que no haya nada que hacer con intención curativa, pero siempre se pueden hacer cosas en cuidados paliativos. Hay que explicarle al enfermo que a ser atendido, que no va a estar solo, que los cuidados paliativos actúan sobre los síntomas físicos y sobre los efectos psicológicos de la enfermedad.

-¿Y como recibe la gente ese tipo de noticias?

-Al médico lo entrenan para curar. Una mala noticia se ve como un fracaso de la medicina. Tanto la sociedad como la propia medicina nos hemos encargado de fomentar la idea de que somos inmortales, de que la medicina todo lo puede, todo lo cura. De manera que cuando un enfermo muere se piensa en negligencias médicas, o se reacciona a un diagnóstico grave sospechando que tiene que ser un error. En los pacientes, se da una primera fase de shock, muchas veces seguida de otra de negación. Pero a medida que la enfermedad va evolucionando y aparecen los síntomas, el enfermo va pasando a una fase de aceptación, para llegar finalmente a otra de resignación, de paz interior, en la que asume su futuro. En todo caso, no asume igual un diagnóstico de cáncer una persona joven que una de 90 años. Los enfermos mayores son los que suelen acudir más protegidos por sus familias, pero en realidad lo aceptan con más entereza.

-¿Para el médico es un schok también?

-No nos enseñan como dar malas noticias. Uno se acostumbra a muchas cosas, pero nunca a dar malas noticias. Cuando hay familia detrás, niños... es muy difícil y hay verdaderos problemas.

Primera conferencia. El servicio de medicina interna del hospital monfortino tiene organizadas unas jornadas formativas. La primera tuvo lugar en diciembre.

El programa. Están programadas siete conferencias más a lo largo del 2016. La del doctor ourensano Núñez Viejo será el próximo 14 de enero.

«Los pacientes a los que se les oculta toda la información suelen morir mal»

Miguel Ángel Núñez explica que este tipo de formación no se imparte en las facultades, ni como asignatura específica, ni como parte de otra materia. Los profesionales pueden hacer cursos de habilidades de comunicación, pero suelen tener que pagarlos de su bolsillo. «En la práctica -apunta Núñez-, solemos adquirir estas habilidades de forma autodidacta, por el método de ensayo y error». Así, lidiar con esta información sensible y contársela bien a los pacientes y familiares se convierte para muchos en un reto diario.

-¿Pasa mucho que la familia pida que no se le cuente todo al enfermo?

-Pasa en ocasiones y siempre es por miedo, pero porque los familiares extrapolan sus propios miedos, los proyectan. Al final, el enfermo suele ser el más valiente de todos.

-¿Y en esos casos?

-Solemos tratar de tener contestas a las dos partes. Es preciso ver al enfermo como un todo con su contexto cultural y familiar. Cuando la familia te dice que tiene miedo por cómo pueda reaccionar el paciente, tú vas explicándole las cosas de forma gradual, más leve. Por regla general, cuando un enfermo quiere saber y la familia da el paso de admitir que efectivamente tenga toda la información, la confianza que se llega a alcanzar entre ellos y el médico y el nivel de relajación del paciente es admirable. Y al contrario, ocurre con frecuencia que cuando un enfermo al que no se le ha informado se da cuenta de la realidad, porque ya es imposible de ocultar, y se da cuenta de que todo el mundo lo sabía menos él, se acaba rebelando contra el médico y muriendo mal, con cuadros de angustia vital.