Entidades ourensanas piden más manos para mantener su acción social

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Una veintena de colectivos participaron en la cita organizada por el Concello de Ourense para divulgar su labor

06 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Son jóvenes o mayores, algunos parados y otros con empleo fijo, la mayoría mujeres, pero también hay hombres. Todos tienen algo en común: son personas comprometidas con una causa -ya sea social, cultural, medioambiental, asistencial o humanitaria-, que dedican parte de su tiempo libre a ayudar a otros a través de diversas entidades. Y en Ourense no son pocos. Se cuentan por miles, pero ¿son suficientes? Desde los colectivos en los que desarrollan su labor y para los que son esenciales, la búsqueda de más manos que ayuden es una constante. Así lo reconocían las organizaciones que este año se dieron cita en la Feira de Entidades de acción Voluntaria organizada por el Concello de Ourense. Entre ellas, Cruz Roja es la que maneja un número más amplio de colaboradores, con cerca de 1.300 personas vinculadas de forma habitual. Su presidente, Felipe Ferreiro señalaba, no obstante, que el aumento de necesidades sociales en los últimos años hace que siempre se necesiten más «e especialmente xente moza, que é onde temos máis eiva porque hai menor permanencia».

En esa tesitura están también en Amencer, otra de las que más colaboradores tiene en su agenda -en torno a 250 por año- pero que mantiene durante los últimos años un incremento constante de niños y jóvenes que acuden a su oferta de actividades gratuitas. «Aparte agora o modelo de voluntariado mudou. A xente non se involucra coma antes. Veñen, colaboran na cuestión puntual e marchan, mentres que antes permanecía e implicábase durante todo o proceso, dende programar as actividades ata facer as avaliacións», opina Manuel Seguín, coordinador de la entidad.

Esa volatilidad de los jóvenes es endémica en Ourense según constatan las entidades que trabajan con colaboradores de ese perfil. La razón, según explican, está en el limitado mercado laboral ya que muchos abandonan para irse a trabajar fuera. La crisis ha agudizado este problema. Sin embargo en entidades como Amigos da Terra ven cierta recuperación. Tienen una treintena de colaboradores, entre locales y extranjeros integrantes del programa de voluntariado europeo. «Parece que hai certo repunte, aínda que nunca chegaremos o que foi no tempo do Prestige, que xerou unha gran concienciación», matiza Ángel Dorrío.

En otros colectivos, como el Banco de Alimentos, casi todos los voluntarios peinan canas y la escasez de manos es un quebradero de cabeza permanente. «Cuando hay operaciones especiales de recogida, hay gente que se anima, pero en el día a día somos cuatro y la verdad es que necesitaríamos más gente que se implique de forma habitual, aunque sea una hora suelta a la semana; toda ayuda es bienvenida» señalaba Miguel Ángel Castro del Banco de Alimentos.

En algunas entidades el colectivo de estudiantes o licenciados en ramas socioeducativas tienen una presencia muy significativa. Buscan, además de ayudar, tener contacto con el tipo de personas a las que puede orientarse su profesión y con las que quizá trabajen en el futuro. Así ocurre en asociaciones que dan asistencia a afectados por algunas patologías o complicaciones relacionadas con la salud como Down, Afaor, Asociación contra el Cáncer o Autismo Ourense. En esta última Natalia Montes reconoce que «admitimos os que podemos atender correctamente, porque tamén tes unha responsabilidade e hai que facer formación con eles. Temos unha media de dez persoas por ano. Para nós son moi importantes porque valoramos tamén moito o seu papel de transmisores do que somos; axúndannos a ter visibilidade».