Suena a coña porque José Mota se encargó de convertirlo en un chascarrillo. «Si hay que ir se va, pero ir por ir es tontería». Anda que no se podría echar unas risas el cómico pasando por Ourense. Si hay que construir un centro de interpretación de parques naturales, se construye. Pero convertir más de dos millones de euros en cemento para nada, es tontería. Lo diga Mota o lo diga otro. El edificio que se levanta, aunque no levanta cabeza, en las riberas del Miño es que como nuestro mini-Gaiás pero con el agravante (¿o todo lo contrario?) de que este todavía no se ha terminado. Ni está ni se le espera.
A los parques naturales de Galicia los iban a interpretar en una sala de exposiciones cuando todavía hay muchos ourensanos que no han pisado ninguno de ellos. Por eso el proyecto que ideó Pachi Vázquez, aquel conselleiro, suena a pasado (a aquel tiempo de vacas gordas en el que se pensaba más en los museos que en las cosas de comer) pero al mismo tiempo a futuro (a esa forma de vivir de forma virtual, sin poner el pie en la realidad porque ya la ves a través de una pantalla).
No es fácil buscar una solución. Las argumentaciones más distantes pueden ser acertadas. Tienen razón los que dicen que ahora que ya se ha hecho una inversión lo mejor es rematarla. Pero también los que aseguran que, tirado un dinero, lo mejor es no derrochar más. Yo esta vez me quedó con una pregunta del portavoz de la «marea» que sirve para el centro de parques naturales y para todo lo demás: «¿De verdade necesitamos isto?».