El inmueble cumple un lustro encallado

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Hoy hace cinco años que la entonces ministra de Medio Ambiente, la ourensana Elena Espinosa, colocó la primera piedra del edificio

02 oct 2015 . Actualizado a las 14:09 h.

El 2 de octubre del 2010, el entonces alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, y la ministra y el conselleiro de Medio Ambiente en aquel momento, Elena Espinosa y Agustín Hernández, pusieron la primera piedra de un edificio que hoy no es más que un esqueleto. El futuro del centro de interpretación de parques naturales es incierto. A la caducidad del convenio de colaboración entre Xunta, Concello y Estado, se une su ubicación: en medio de una zona declarada inundable. Las administraciones autonómica y central estudian ahora qué medidas se pueden tomar para revertir la situación y conseguir garantías ambientales mínimas.

¿Cómo nació el proyecto?

En septiembre del 2007, el Concello de Ourense (PSOE-BNG) cede la parcela para la construcción del futuro centro de interpretación de parques naturales a la Consellería de Medio Ambiente. Permite dar los primeros pasos para que vea la luz el proyecto, presentando cuando era conselleiro el socialista Pachi Vázquez. En el 2008, con los terrenos en la mano, la Xunta y el Gobierno central, en manos también del PSOE, firman un acuerdo para dotar de presupuesto al proyecto, fijando como límite de las obras el 2011.

¿Cuánto dinero se preveía invertir? ¿Cuánto se ha gastado hasta la fecha?

Se estimó un presupuesto de 8,5 millones de euros. Siete de ellos los aportaría el Estado y, el resto, la Xunta. Del total, se gastaron 2,1 millones.

¿Por qué y cuándo se paralizan las obras?

El convenio del 2008 establecía que las obras deberían entregarse a finales del 2011. La primera piedra, tras meses de gestiones, se puso en octubre del 2010. En ese momento, el PP ya gobernaba en la Xunta. Los trabajos no se iniciaron hasta meses después y las obras no se terminaron a tiempo. El convenio expiró y desde el Concello intentaron convencer a la administración autonómica de la necesidad de una prórroga, que fue rechazada. Así, en enero del 2012, el Gobierno central -ahora del PP- solicita a la empresa adjudicataria que paralice inmediatamente las obras y que retire los andamios. Comienzan los continuos reproches entre el Concello y la administración autonómica.

¿Qué iba a acoger?

Se convertiría en el escaparate del parque nacional y de los seis naturales de Galicia. Habría diferentes zonas de exposición y entre los espacios destacaría una sala de proyecciones con capacidad para 286 personas, con dos entradas. Además, se preveía un gran aparcamiento.

La ubicación en zona inundable de flujo preferente, un nuevo escollo en el camino

El 20 y el 26 de agosto del 2010, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil remitió al Concello de Ourense y a la Dirección General de Medio Natural y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente un informe en relación al proyecto básico y de ejecución del centro, dado que la parcela se encontraba en zona inundable. En el mismo se explicaba que, a fin de evitar daños a personas y bienes, la totalidad de las plantas o volúmenes de ocupación deberían situarse a cotas superiores. Con posterioridad a la ejecución de la obra, en abril del 2013, el plan hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Miño-Sil habla de la existencia de zonas de flujos preferentes, incluyendo en este grupo la parcela en donde se construye el centro. Esto hace que cualquier nueva modificación deba ser informada por la Hidrográfica, para que ponga en conocimiento las restricciones normativas actuales. La única solución pasa porque la edificación se encuentre fuera de la zona de flujo preferente del Miño, ya que existe vulnerabilidad de las personas y bienes en algunas plantas, aunque dada su localización, detrás de la carretera N-120, las velocidades de la corriente sean reducidas. En los últimos años han sido diversas las visitas de responsables del departamento de Medio Ambiente de la Xunta a la zona para comprobar el estado de las obras, aunque a fecha de hoy no se ha presentado ninguna alternativa.