El fiscal solicita para el imputado cinco años de prisión por abuso sexual, en tanto que la defensa niega los hechos y pide la absolución
19 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Lo que empezó siendo una relación de acogimiento, para que una niña rusa pudiera alejarse del drama provocado por el grave accidente nuclear de Chernóbil, ha acabado con la menor tutelada por la Xunta y con una acusación de abusos sexuales contra quien en la práctica era su «padre» de acogida. La vista del caso se celebró ayer en la Audiencia de Ourense a puerta cerrada, con momentos de tensión durante el interrogatorio de la menor, que en la actualidad tiene 15 años. Las tesis que mantienen la acusación pública y la defensa son radicalmente opuestas.
La menor llegó a Ourense por primer vez en el 2009 dentro de un programa municipal para acogimiento de niños rusos en las vacaciones de verano. El efecto de las radiaciones excedía del área específica de Chernóbil.
El acusado y su mujer «querían una niña», según explicó ayer el defensor de Julio C. F. R., se encariñaron con ella, se ofrecieron a ir un paso más y se comprometieron como familia acogedora. Empezó a residir la menor desde el año 2010 en el domicilio de la pareja en el centro urbano, con puntuales regresos en vacaciones a su país de origen para estar con sus abuelos y su padre. Es lo habitual en este tipo de programas.
Dijo sentir vergüenza
Las relaciones, según la tesis que mantiene el fiscal, se torcieron en un momento del año 2013 en el que la menor contó en el colegio que era objeto de tocamientos por parte de la persona a quien consideraba su padre de acogida. La profesora a quien la menor confesó «la vergüenza que sentía» transmitió la confidencia a la dirección del centro educativo, desde donde pasó el caso a los servicios sociales, a la Fiscalía de Menores y al juzgado de instrucción número tres de Ourense, en el que se abrieron las diligencias previas al supuesto autor del abuso sexual.
Sostiene el fiscal, de acuerdo con la versión de la menor, que el acusado hizo a la niña objeto de diversos tocamientos lascivos en diferentes ocasiones y en fechas no concretadas, tanto en la vivienda familiar de la capital como en el domicilio de los abuelos paternos, e incluso durante las fiestas de entroido del 2013 en la ciudad de Vigo. Aprovechando que se encontraban solos, la tocó de forma reiterada en su zona vaginal y por dentro de la ropa interior, con ánimo libidinoso, según resalta el escrito de acusación del ministerio público.
La menor callaba por vergüenza, según la versión que mantiene el fiscal desde que calificó los hechos en enero del 2014.
El defensor rechaza la versión inculpatoria. No cree a la niña. Aprecia contradicciones de la menor y sitúa el conflicto en que el acusado y su mujer la trataban como a una hija, sin consentirla ni darle «toda la libertad que ella quería» a pesar de su corta edad. No la dejaban salir de noche, le limitaban los contactos en redes sociales y trataban de saber quiénes eran sus amigos. Asegura, además, que es una persona enferma, de movilidad reducida, que, según sus explicaciones, sería incapaz de moverse de la forma que sugiere la niña.
En expresión del abogado, el acusado «la protegía a su manera», a la de una persona de condicionado por una educación de otra época. La esposa del detenido era más permisiva. Quien estorbaba a la menor, según ha razonaba el letrado, era el padre.
La defensa pide la absolución. Ve inconsistente la prueba existente y resalta que el único elemento incriminatorio es la declaración de la menor, que no cree.
El fiscal, sin embargo, aprecia un delito continuado de abuso sexual. Solicita cinco años de prisión y que se le inhabilite para cualquier tipo de guarda de menores durante cinco años a contar desde la fecha de cumplimiento de la pena de reclusión.
La Xunta se hizo cargo de la tutela de la adolescente tan pronto como se conoció el caso
Una confidencia a una profesora precipitó los acontecimientos en el año 2013