ara jugar al Risk, ese juego de mesa y de guerra, hay que tener una estrategia. Un plan. Antes de tirar el dado y mover los ejércitos por el tablero hay que pensar. Hay ataques, hay alianzas, hay misiones secretas. Casi como en la negociación para conquistar, para el Concello de Ourense y los ourensanos, un gobierno estable.
El 24M nos dejó compuestos y sin mayoría y ahora la mayoría se pregunta qué va a pasar en el salón de plenos el próximo 13 de junio cuando se constituya (¿se reconstruya?) la corporación municipal. Las alternativas parecen claras: un gobierno en minoría de la lista más votada o un pacto. Lo que no se contemplaba, al menos yo no lo contemplaba, era una partida de Risk.
Tal y como van los movimientos en el tablero, los jugadores de PP y Ourense en Común están siendo, al menos de cara a la galería de los ciudadanos, los más institucionales.
Mientras tanto, el PSOE local mejora -si es posible hacerlo- una maniobra que viene utilizando desde hace años, la de la avestruz. Con la cabeza escondida en la arena de los resultados electorales. Y sin hablar con nadie, otra estrategia de la que son fans, aunque el 24M les enviara el mensaje de que no es efectiva.
Por su parte, Jácome (porque DO es Jácome) eleva a la enésima potencia su táctica, la del personalismo, la intriga y los golpes de efecto.
Solo quiero pensar que gobernar el Concello de Ourense es algo más que una partida. Solo quiero pensar que no somos un juego.
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