Solo tres de los 21 convenios colectivos provinciales siguen en vigor en Ourense

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

La reforma laboral y el miedo a que la negociación ocasione más mermas que beneficios limita la acción sindical

11 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La negociación de convenios colectivos en Ourense está paralizada. Algunos de los acuerdos de ámbito provincial llevan tantos años sin renovarse que, en la práctica, han desaparecido. Es el caso del de fabricación de ataúdes, cuyo último acuerdo venció en 2002; o el de tostaderos de café, que finalizó en 2008.

El que ordena la actividad y salarios en la industria vitivinícola ?de especial relevancia por la implantación del sector en todo el territorio ourensano? está sin vigencia desde el 2010, al igual que el del comercio de textil, otro de los potentes por el número de empleados a los que afecta. Pero el año en el que la negociación colectiva sufrió un frenazo prácticamente definitivo en Ourense fue el 2012. Desde entonces las plantillas de los aserraderos, empresas de siderometal, transporte de viajeros, sanidad privada y comercio de metal carecen de convenio propio.

Los trabajadores de firmas de limpieza, tanto de edificios y locales como de hospitales, vieron caducar el suyo en 2013; al igual que los del sector del mueble, el comercio de piel ?en el que se incluyen zapaterías?, los de la hostelería y los de la construcción. Hace dos meses, a finales del 2014, vencieron también los de transporte de mercancías y el de panaderías.  

 En definitiva, de los 21 convenios colectivos provinciales ourensanos solo tres están con vigencia natural en este 2015: el de pastelería; el de comercio de materiales de construcción,  que tiene validez hasta finales del 2016; y el de comercio de alimentación, también con vencimiento el año próximo.

La crisis ha provocado una rebaja en las reivindicaciones de los trabajadores ?preocupados más por preservar su puesto de trabajo que por las condiciones en las que lo ejecutan? y genera miedo a entrar en una negociación que pueda reportar más reducción en las condiciones laborales que beneficios. Así lo reconocen desde organizaciones sindicales como la CIG que ayer, en su celebración del Día da Clase Obreira Galega, culpaba a la reforma laboral del PP de esta realidad «porque reforza a posición dos empresarios que non queren negociar», señalaba Etelvino Blanco, su secretario provincial.