«Pink Floyd es una obra de arte, hay que tocarlos tal cual»

Javier Becerra
Javier becerra OURENSE / LA VOZ

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El grupo tributo a los autores de «The Wall» actúa este viernes en el Auditorio Municipal

02 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Pink Tones es un acto de amor a un grupo. Más allá de escuchar su música, asistir a sus conciertos o coleccionar memorabilia, esta formación madrileña ha llevado su pasión por Pink Floyd al límite. Semanalmente se meten en la piel del grupo y recrean lo que en su día conjuraba en directo la banda de Roger Waters. El viernes estarán en Ourense (Auditorio Municipal, 20.00 horas). Los lectores de La Voz podrán asistir pagando 12 euros (en vez de los 20 que cuestan en taquilla) gracias a Oferplan en www.lavoz.es.

 

-¿Se centran en alguna etapa en especial de Pink Floyd?

-Vamos a todas las épocas, aunque este año hacemos algo especial. Tocamos entero el disco Wish You Were Here en el mismo orden, porque se cumplen 40 años de su salida. El resto, los temas infalibles. Y, luego, nos gusta recrearnos en algunas canciones poco conocidas.

 

-Entre los fans están los de Syd Barrett, los de la dupla de

 

«Dark Side of The Moon» (1973) y «Wish Your Were Here» (1975) y, finalmente, los de «The Wall» (1979). ¿Dónde se ubican ustedes?

-Bueno, hay a los que nos gusta todo [risas]. Para mí la mejor época es la de los años setenta, liderada por Roger Waters. Esa ocupa el 90% de nuestro repertorio. Fue la época más estable y fructífera. Luego hacemos guiños a la primera y la última.

 

-Para interpretar

 

«Wish You Were Here», con esas piezas de más de 20 minutos, debe hacer falta muchísima concentración

-Sí, todo requiere una concentración especial. Tocar Pink Floyd no es sencillo y, no solo a nivel musical, sino por todos los cambios de sonido necesarios. Por ejemplo, los veintitantos minutos que dura Shine on Your Crazy Diamond o Echoes hay que estar súper metido.

 

-¿Usan la rueda de luces que llevaba el grupo en directo?

-Sí, de un modo más modesto, dentro de nuestras posibilidades. Este año la incorporamos una gran pantalla en la que se hacen proyecciones dentro del aro de luces. A nivel visual también intentamos recrear lo más posible la atmósfera original.

 

-¿Qué formación emulan?

-La del 73-75. Iban los cuatro miembros del grupo, un músico de apoyo y coristas. Respecto a la puesta en escena, también tiramos a esa década, porque luego, en los ochenta y los noventa, todo aquello era un absoluto desfase.

 

-Es decir, llevan una batería normal. Nada de gongs ni percusiones grandilocuentes.

-Sí, totalmente convencional. Los instrumentos no son los de aquella época. Pero sí llevamos la mejor emulación que se puede encontrar ahora mismo, tanto en órganos Hammond como amplificadores de guitarra.

 

 

-¿Qué lleva a una persona a pasar de ser un simple fan a convertirse en un músico replicante de su ídolo?

-Cuando te das cuenta que esa música es irrepetible y piensas que es una pena que se pierda para el directo. La enlatada la tienes en todo momento. Pero la emoción de un concierto en directo no se puede comparar con nada. Entonces, te juntas con cuatro apasionados y sale algo como Pink Tones [risas].

 

-¿La actitud es de fidelidad?

-Total. Fusionamos algún tema, pero la estructura la respetamos totalmente. Pink Floyd es una obra de arte, hay que tocarlo tal cual, sino lo vas a estropear todo.

 

-Como fan, ¿qué le parece

 

ese «The Endless River» que se publicó el año pasado?

-Bueno, eran grabaciones que estaban en un cajón metidas. Me parece algo curioso para saber qué era lo que pasaba por la cabeza de ellos entonces. Pero no creo que vaya a trascender. Lo bueno de ellos ya estaba editado hace muchos años.