Ourense convierte las tradiciones en polémica

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

La empresa de las carrozas de Reyes está relacionada con la que organizó el desfile que sustituyó a la Batalla de flores

10 ene 2015 . Actualizado a las 05:20 h.

Si hubiera que elegir para la historia los actos lúdicos populares más polémicos de los últimos tiempos en la capital habría un denominador común: los desfiles más tradicionales para los ourensanos. Con la calle como escenario y con la palabra «innovación», en sus últimas ediciones, como objetivo de los gestores públicos. Habría otro nexo en común: las empresas que los organizaron. Se trata, obviamente, de la cabalgata de los Reyes Magos -con las averías, «pequenos erros» según el alcalde, de cinco carrozas autopropulsadas- y del desfile de gigantes y cabezudos que sustituyó a la Batalla de flores en las últimas fiestas de la ciudad.

En ambos casos los responsables del departamento de Cultura prometieron que Ourense se iba a convertir en un referente. Por un lado estaba previsto que la ciudad fuera pionera en transporte real gracias a una empresa, Xes Cultura, que ya había organizado un desfile en A Coruña, aunque allí sin experimentos. Por otro, el desfile de las fiestas -entonces no hubo fallos mecánicos pero sí muchas críticas- aspiraba a recuperar la tradición de gigantes y cabezudos pero prescindiendo de la Batalla de Flores. Tras la organización de este acto, una empresa, Urdime, vinculada a la anterior. En el marco de los actos organizados por Ourense como capital cultural del Eixo Atlántico la firma eligió Ourense para probar a sus personajes. Sin pena ni gloria pasó el desfile, con críticas políticas y ciudadanas a la decisión de Cultura de acabar con una las actividad que durante décadas había sacado a los ourensanos a la calle el sábado de las fiestas.

Tras ambas actividades, otro denominador común: el empeño, que en ocasiones ha llegado a parecer personal, de la edila de Cultura de Ourense, Ana Garrido, de acabar con las carrozas. Ni las de Reyes ni las de la Batalla de flores le parecían idóneas.

Mantuvo en ambos casos el mismo argumento: hay que acabar con las carrozas que vienen de fuera y no tienen ningún significado propio. Y a pesar de que defendió, y defiende, a capa y espada sus argumentos, a Garrido no le han salido bien las cosas. Ni a ella ni a las empresas encargadas de estos desfiles, con sede en Lalín, que han visto en la capital ourensana un lugar en el que experimentar (sin gaseosa).

No fue la de la cabalgata de Reyes la única polémica municipal en las fiestas navideñas. El retraso en la adjudicación del alumbrado festivo también generó críticas, especialmente duras por parte de los comerciantes.