Corazón teutón de alma gallega

josé jaime vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La Voz ofrece mañana a sus lectores una lámina de As Burgas

15 nov 2014 . Actualizado a las 05:20 h.

Es Isabell Seidel un claro ejemplo de la fiabilidad germánica. Esta pintora alemana, nacida en Lübeck, muy cerca de la emblemática, querida y bella ciudad de Hamburgo, que lleva, a pesar de su juventud, viviendo varios años en Amoeiro, lugar al que tanto ella como Víctor, su marido, adoran, domina como nadie el complicado arte de la acuarela. Isabel y Víctor son padres de Nicolás, un bebé de dos meses que influyó, seguro, desde el vientre de su madre, en que ésta, y casi al mismo tiempo que a él, pariese las ocho espléndidas láminas, quizás deberían haber sido nueve por aquello del embarazo, con las que nos obsequia La Voz de Galicia.

Isabell estudió arquitectura y se licenció en filología hispánica, alemana y pedagogía; desde niña ya mostró unas cualidades innatas para la pintura, con una dedicación especial a lo que hoy día se conoce como Urban Sketchers. Quizás por eso sus obras tienen ese sello tan personal de la espontaneidad, arropada de una subjetividad y personalidad tan germánica, que lejos de desvirtuar la realidad, crean en el espectador una impresión semejante a la que nos causan las obras de los grandes impresionistas.

En el entorno de As Burgas huye consciente o inconscientemente de representar las famosas fuentes que desde siempre han sido emblema de nuestra ciudad; el entorno es para ella, como buena seguidora del Urban Sketcher, más importante que todo lo demás; el conjunto de edificaciones que recoge, con maestría, tienen una composición tan acertada y proporcionada que parecen sacadas de un cuento de hadas cuando son tan reales como la vida misma.

La luminosidad, una de las mejores y más llamativas características de la joven alemana gallega, y aquí coincido totalmente con el que, en nuestra juventud, fue mi rival en los cuatrocientos metros y hoy buen amigo, el galardonado alaricano Alfredo Conde que bautizó a Isabell como «dona da luz», está patente en esta lámina. Las numerosas tonalidades son tantas que solo el ojo y la mano de una artista como Isabell pueden ver y plasmar; trabaja Isabell con grandes aguadas que domina con maestría; el contraste entre luces y sombras, espectacular a veces, añade un encanto especial y sugerente y, como ya dije, muy personal; los pequeños detalles del entorno aparecen recogidos con tanta naturalidad y personalidad que sorprende, son pinceladas dadas por manos expertas y seguras capaces de trasladar al espectador todo su encanto.

Esfuerzo

La técnica de Isabell es fruto del trabajo, esfuerzo y dedicación de muchos años pero la sensibilidad y el cariño que la artista plasma en sus obras sólo puede brotar de un fuerte corazón teutón enamorado de una dulce y meiga tierra gallega. Sus paisanos de Amoeiro, a los que tanto ella y Víctor agradecen el trato recibido, hoy tienen motivo más que suficiente para sentirse orgullosos de su vecina. Yo, como marido y padre de dos alemanas, las tres nacidas precisamente en Hamburgo, me uno a ellos.

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José Jaime Vázquez es arquitecto y colaborador de La Voz