Si el capitán Josu -ya en las filas del Compostela- era uno de los referentes de la cantera del Club Deportivo Ourense, Rubén Arce Lorenzo (Barbadás, 1981) representaba un modelo de futuro del club de O Couto, al que llegó como prebenjamín para asentarse en los últimos meses a las órdenes de Luisito en la plantilla de Segunda B.
«Esperé hasta el final para ver lo que pasaba con el club, porque entré allí de niño y esa era mi casa, pero el Barbadás es ahora lo mejor y no me lo pensé cuando me brindaron la posibilidad de jugar con ellos», advierte el de Piñor, que enfatiza en el detalle de que vive a solo cinco minutos del campo de Os Carrís, su nuevo feudo.
Pese a su juventud, Arce fue de los que sintió en mayor medida todo lo que ha sucedido en el entorno ourensanista: «Cada día que pasa lo vas asumiendo más, pero al principio no podía creérmelo, los que hicieron un presupuesto que nadie podía creerse terminaron por causar el descenso del club y la desaparición parece inevitable».
El Barbadás era una opción que desde el principio parecía ideal para Rubén, que además pretendía quedarse cerca de casa para continuar con sus estudios del ciclo superior de Administración y Finanzas. Por si fuera poco su relación con el técnico Jorge Regal siempre ha sido excelente: «Me entrenó en el Ourense en cadetes y la única vez que salí del club para jugar en el Pabellón de División de Honor juvenil, en el que fue uno de los años más bonitos de mi carrera deportiva».
Es el décimo futbolistas del plantel de Segunda B que encuentra acomodo en equipos de la propia categoría de bronce o de la Tercera División, como es este caso. Además, varios de los futbolistas del filial siguen por ese camino, en otros torneos, como es el caso de Dani -que también debutó con Luisito-o Carlos De Dios, que se enrolaron ayer con el Barco, de Preferente.