17 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.
El vicepresidente de Ledicia Cativa, la asociación con sede en Ourense que trae cada verano a niños que viven cerca de Chernóbil, sostiene que la burocracia ralentiza cada vez más el proceso de acogida de los menores afectados por la catástrofe nuclear ocurrida en 1986. «Gestionar los pasaportes de los niños es ahora más complicado», indica José Manuel Borrajo. A pesar de las circunstancias económicas, anima a las familias lucenses a sumarse al proyecto, ya que se han dado de baja «bastantes». A diferencia de «Vacaciones en paz», en este programa son las familias las que asumen el coste total del viaje de los menores. Las de nueva incorporación pagan alrededor de 325 euros, aunque las que llevan más tiempo colaboran «algo más».