«En el siglo oscuro de Roma tres mujeres dominaron a los papas»

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

BENITO ORDOÑEZ

En «El evangelio de Venus» aborda una época apasionante, los años 891-932

17 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Periodista de amplia y brillante trayectoria, ha sido director de diversas publicaciones y presidente de la agencia Efe durante diez años. Autor de varios libros de ensayo y ficción, Alfonso S. Palomares (Calvos de Randín, Ourense) publica El evangelio de Venus (Edhasa), una apasionante novela, llena de intrigas y alto contenido erótico, que sitúa en los llamados siglos oscuros del Alto Medievo italiano, entre 891 y 932. En aquellos años tres mujeres se hicieron con el poder en la sombra en Roma, manejando sin pudor a los pontífices. Hace tres años, libre de obligaciones profesionales perentorias, Palomares decidió escribir una novela que le rondaba en la cabeza desde hacía 40 años. Hoy presenta su obra en la Casa de Galicia de Madrid, a las 19.30 horas, en un acto en que hablará la exministra de Cultura Carmen Alborch.

-¿A qué se refiere el título?

-Es debido a un escrito de Liutprando, arzobispo de Cremona, contemporáneo de los hechos, que dice: «Teodora y su hija Marozia eran más dadas a quemarse en los fuegos de Venus que a seguir los evangelios de Nuestro Señor Jesucristo». Me servía para resumir el fondo del libro en una época terrible, en la que la Iglesia era una madriguera de intrigas. Teodora y Marozia, madre e hija de la poderosa familia Túsculo, y la emperatriz Ageltrude, libraron una descarnada lucha, intrigaron con todas las armas a su disposición y dominaron el poder político y religioso, tanto que ponían y quitaban papas.

-¿Los hechos que relata son reales?

-Los nombres y los sucesos históricos son reales, luego yo recreo el ambiente y describo las intrigas. Es verdad que el papa Sergio III fue amante de Marozia, a la que vio nacer, cuando tenía 15 años y que tuvieron un hijo, Juan, al que ella logró imponer como sumo pontífice. Teodora colocó también como papa a su amante Juan de Tossignano, arzobispo de Ravena.

-¿Quién era la tercera mujer, Ageltrude?

-Fue la que ordenó a Esteban VI desenterrar el cadáver del papa Formoso para someterlo a juicio. Era la esposa del emperador Guido de Spoleto. Formoso estaba descontento con ellos porque eran unos malos cristianos y les plantó cara. Llamó al rey Arnulfo de Carinzia para que fuera a Roma y echara a los Spoleto. Tomó la ciudad y el papa lo coronó emperador. Ageltrude le guardó un gran rencor y tenías deseos de venganza. Muerto el papa, Ageltrude se hizo otra vez con el poder. El nuevo papa, Esteban VI, sacó a su antecesor del sepulcro para juzgarlo, nueve meses después de ser enterrado, por presiones de esa mujer a la que estaba sometido porque lo había sentado en el trono.

-En la novela narra el juicio al cadáver del papa Formoso.

-En la novela invento cómo fue el juicio porque no existen actas, pues uno de los papas posteriores ordenó que se quemaran. Pero el hecho de que lo desenterraron, lo ataron a un sillón y, vestido con los paramentos pontificales, lo juzgaron en la basílica de San Juan de Letrán en febrero del año 897 y lo condenaron es cierto. Le cortaron tres dedos de la mano.