Maleducados

Ruth Nóvoa E

OURENSE CIUDAD

16 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

n Ourense hay cuestiones que, aunque cívicas, acaban resultando domésticas. En una capital como la nuestra la calle es como la propia casa. Para bien y para mal. Por eso, porque aquí vivimos todos, me enfado cuando salgo del súper y el hombre (lo de señor ya es mucho) que va delante de mí se afana en hacer trocitos su tique y lo tira, cual confeti, sobre la acera. Por eso no se me pasa el enfado cuando luego intento pasar por una calle (ampliada hace poco para dejar más sitio a los peatones y menos a los coches) y no puedo porque las terrazas ocupan más espacio del que les corresponde y ninguna de las personas que están sentadas manifiesta la más mínima intención de abrir el camino. Y sigo enfadada cuando, ya llegando a destino, me encuentro con un coche aparcado en la acera y su dueñoaparacado en un bar. En este caso el mosqueo es superior porque es el mismo coche casi todos los días. El resto, es otro vehículo del mismo conductor.

Ante todos estos comportamientos, ojo, no puedes decir ni mú. Si lo haces, te arriesgas a salir malparado, verbal o incluso físicamente. Aquí, oiga, el que lleva la razón es el maleducado.

Luego me reconcilio, cuando veo las cartas y las fotos que nos envían los lectores para denunciar este tipo de comportamientos (a ellos les pasará como a mí; cualquiera dice algo directamente) y veo que todavía hay gente respetuosa, limpia y educada. ¡Pero me da la sensación de que somos tan pocos! ¿O será que a los otros se les ve más?