La libertad de una deportista

José Manuel Rubín A

OURENSE CIUDAD

29 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

pesar de los cambios profundos que se advierten en la sociedad, parece que los líderes políticos, que tendrían que ser los abanderados de la nueva era, no se enteran. En las tres últimas décadas se acomodaron tanto, y le sacaron tanto rendimiento a su profesión (que en esto fue en lo que convirtieron la noble función de la política), que ahora se preocupan más por su estatus que de cambiar la sociedad. Líder, dice el diccionario, es aquella «persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora». ¡Qué lejos la realidad del diccionario! Los líderes de ahora son los menos valorados por la sociedad a la que debían guiar. Les preocupan sus cosas y, menos, las de los ciudadanos del común. Véase un ejemplo local. Una deportista de 16 años es retenida, contra su voluntad, por un club que depende del Concello de Ourense. Los políticos se lavan las manos. No dicen ni mú. No dicen que es una esclavitud del siglo XXI. No dicen que es una indignidad. ¿Qué es para ellos la libertad? ¿Qué sociedad construyen si permiten que ya en los equipos deportivos de base entren los intereses del vil metal? ¿Cuáles son los valores que defienden para que sean modelo de aquellos a los que representan y de los que reciben sus emolumentos? Estas cosas de la libertad, la dignidad de la mujer, etc., etc., les interesa en los discursos. O cuando por el medio anda alguien del partido rival. Cuando se trata de personas anónimas, se inhiben. Aunque la dignidad cruja.