Ya era hora. Por fin llegó al Concello de Ourense la autogestión. Cada uno que se busque la vida como pueda. Estaban mal acostumbrados. Había que dárselo todo hecho. Ahora, gracias a Dios y a los diligentes social-burócratas, las cosas empiezan a mejorar. Viene esto a cuento por los trajes nuevos de los bomberos. Que se los gestionen ellos, que si el vivero de plantas fracasó fue porque los trabajadores, mal acostumbrados, no llevaban las semillas y el abono de casa; los árboles plantados en el Montealegre se secaron porque los operarios, insolidarios ellos, no acarreaban todos los días, de casa, un caldero lleno de agua de paso que iban a trabajar.
En la mili, si te sustraían algo, tenías dos posibilidades: una ir a un rastro que había en la calle de las pirujas a comprar lo que te faltaba o robar en otra compañía lo que otros te había trincado anteriormente.
La fórmula modelo de los nuevos bomberos ahí está: O llevan el traje de casa (autogestión) o se lo roban a un veterano; la tercera opción es la heroica: Que en el primer incendio vayan a trabajar en pelota picada. Los ourensanos seremos pioneros en porno-pirología.