Los vi reunidos en la foto de presentación del Plan Impulsa y sumé a ojo. A lo mejor me equivoqué porque fui por letras pero me salen más de un millón de euros al mes de jornales cobrados. Como decía una canción de mi pueblo, «somos os mismos e os de sempre os que andamos para estas cousas». Ninguno se preocupa ni ocupa de los problemas reales de los ourensanos. Hablaban de sus cosas: La burocracia pseudoempresarial, la oficina única (¡Dios, una más!), si hay cientos, miles de oficinas. Entre todos, no vi ni un empresario, ni trabajadores, ni autónomos; ni un currante del Ourense real. Estaban ellos, más vistos que el TBO y más antiguos que Carracuca. ¿Qué pintaban en esa foto? Chupar cámara y justificar dietas. ¿Qué hacen si cada día somos menos, más viejos y más pobres? ¡Ojalá no hiciesen nada que seguro que esto iba mejor!
¿Cuántas hectáreas se plantaron el año pasado de nuevos viñedos? ¿Cuántas explotaciones de vacuno se hicieron? ¿Cuántas hectáreas de bosque se aprovecharon? Dicen que van a hacer un cochecito eléctrico. Como cuento, me gusta más el de la buena pipa, que la pipa se rompió y este cuento se acabó. Con encerronas así, don Alberto no necesita oposición. La tiene en casa.