Miguel Ángel Cuesta es el jefe del servicio de Cirugía de la Universidad Católica de Ámsterdam y una autoridad en los sistemas robóticos. Ayer fue nombrado socio de honor de la Academia Médico Quirúrgica de Ourense.
-Cirugía robótica. Suena a ciencia-ficción pero es realidad.
-Es un paso más en la cirugía laparoscópica, que genera situaciones que son difíciles de solucionar. El robot, manejado por el cirujano, puede actuar con gran precisión en órganos muy profundos y aumentar la capacidad de las manos, multiplicando el efecto táctil, la sensibilidad.
-¿Cuándo será habitual?
-De lo que se trata es de que todos los cirujanos lo puedan hacer. No solo tres o cuatro brillantes. El robot Da Vinci es el único que existe y se está perfeccionando: cada vez más pequeño, más accesible... Creo que de aquí a diez años se asentarán mejor sus aplicaciones y se extenderá su uso. El proceso de aprendizaje es muy reducido.
-¿Cómo es operar con un robot?
-Es muy cómodo operar por robot. Es distinto a estar en el quirófano. Ofrece una visión tridimensional, elimina el temblor... Pero lo fundamental es que el cirujano busque las ventajas para el enfermo.
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