El patrimonio inmaterial del campo

OURENSE CIUDAD

09 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay cosas que por cercanas parecen pasar desapercibidas. Oficios tradicionales que se mantienen por razones que no alcanza la razón, pero que en la actualidad son casi residuales. Patrimonio inmaterial, al fin y al cabo, que de alguna manera forma parte de la forma de ser, vivir y entender la vida de un pueblo. El rianxo es uno de ellos. Esta es la razón por la que tres jóvenes María del Carmen Jiménez Paz, Fernando Valcárcel y Martín Álvarez han iniciado un estudio que tiene como principal objetivo el de colocar la actividad del rianxo como parte del patrimonio inmaterial de Ourense al convertirse en parte importante de la alimentación y de los hábitos tradicionales y populares. A raíz del rianxo, explican, se puede conocer la huerta ourensana, su variedad y calidad ; además de conservar usos y costumbres ancestrales.

Varias son las definiciones que se encuentran sobre la palabra. En el estudio se destaca la que aparece en el diccionario de Eladio Rodríguez en la que hace referencia al delantal o mandil corto, propio de la campesinas. Otros diccionarios la relacionan con la hortaliza en general, la verdura. Su acepción se encuentra además en textos de Xaquín Lourenzo Xocas u Otero Pedrayo que justifican esta actividad como propia de la mujer del campo que además de cuidar a sus hijos y la casa, era la encargada de la huerta familiar. El rianxo surge en sus inicio como la venta de los productos excedentes de producción como ayuda a la economía doméstica; aunque de forma posterior se fue profesionalizando.

Pimientos de Seixalbo

El paso de las huertas de la capital a las zonas del perímetro, según indican los tres investigadores ourensanos, hizo que los productos se dispersaran, lo que dio lugar a que éstos se fueran relacionando con el lugar de procedencia. Una fama dada por el origen del propio producto que para el consumidor se convertía en una garantía de calidad y de diferenciación con el resto. Fue el caso de los pimientos procedentes de Seixalbo, las cerezas de Reza y Rabodegalo, las cebollas de A Valenzá o Ceboliño, o las lechugas de Mende o Zaín, entre otros productos provenientes del perímetro urbano.