El cierre del portal de Xocas acaba con la calle de las letras ourensanas

OURENSE CIUDAD

12 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Un salón escuela. El que hoy es una estancia del piso de Xocas, desnudo de muebles, fue en su día el recibidor en el que todos los interesados por igual podían aprender de su magisterio, algo que practicaba fumando, otro de sus placeres.

Fue la garita que durante 45 años custodió el portal de Xocas. Una zona de paso amable que vio tanto salir a su propietario cada día, como entrar a los incontables interesados en aprender de su magisterio, «siendo siempre recibidos muy cortésmente». Un testimonio que su interlocutora ha visto durante décadas tras el mostrador de su negocio, perfumería Katty, en la rúa da Paz. Un emplazamiento en el que tras hacer un viraje, el primer portal que asoma es de Otero Pedrayo, una figura tan universal en la cultura gallega como familiar y discreta en la vida diaria de su Ourense natal. Un local privilegiado que cerró su verja, poniendo punto y final a la historia del vial más ilustre de las letras ourensanas.

Dosinda Lorenzo Fernández, Katty, es la persona que hasta el último día de su existencia convivió con estos dos miembros de la Xeración Nós, siendo mucho más cercana la relación con Xocas, «que además de vecino era de la familia ya que también era primo de mi padre y padrino de mi hermana Carmen de Joaquina, que vivía en Xinzo, y que a la vez tenía como madrina a la madre del mismo Xocas». El que fue director del Museo do Pobo Galego, desde su creación, ocupaba el primer piso, primero en compañía de su madre y posteriormente solo. El segundo piso de este inmueble, propiedad en la actualidad y en su totalidad de diferentes sobrinos del escritor ourensano, estaba ocupado por la familia de Katty, creando un vínculo vecinal caracterizado por la cercanía y la cordialidad. «Era un muy buen vecino con el que resultaba fácil convivir», tal y como confirma esta ourensana para la que al margen de las divisiones del edificio, todo junto rebobina «demasiados recuerdos». Añoranzas que incluso saltan por las contras de su casa para colarse en la intimidad hogareña de Otero Pedrayo. «Cuando Don Ramón ya estaba enfermo y era mayor, desde nuestra casa podíamos ver como se levantaba de su cama vestido con los calzones de aquella época e iba a la librería para coger un libro que luego leía por casa».

Lobeira; algo más que carros

Además de inspiración para su trabajo cinematográfico O home e o carro, el municipio de Lobeira, en la Baixa Limia, era su lugar de descanso. Siendo la casa familiar, su residencia de verano de una manera cíclica, «incluso fue allí donde murió y estuvo de cuerpo presente antes de que lo trajeran a Ourense y no en su casa de la Paz», recuerda esta biógrafa presencial del siempre estimado Xoaquín Lorenzo, Xocas.