Unos años antes del incendio de la de Ourense, exactamente en 1924, el Kaiser Guillermo había destruido la biblioteca de Lovaina, dotada con 700.000 volúmenes. Los libros y los políticos, por desgracia, en demasiadas ocasiones no han sido una buena combinación.
Después de haberse perdido la riqueza bibliográfica del ala norte del Instituto, tendría que llegar el año 1951 para saltar a la actualidad otra desgracia: el incendio de la biblioteca del monasterio de Samos, donde estaban los libros del Padre Feijoo, que un año antes había estudiado Marañón. Allí estaba también la correspondencia con Sarmiento.
Después del susto en Ourense, comenzó la campaña para recuperar la biblioteca destruida. Justo Carnicero recuerda cómo Gumersindo Bustos, emigrante argentino, donó en 1928 la Atlántida , de Decoud. Nació una comisión en la que estaba el bibliotecario, Juan Fernández Pérez, Marcelo Macías y Salvador Padilla, entre otros. El primero de ellos publicaba en 1942 el libro: La nueva biblioteca provincial de Ourense. Su resurgimiento. Memoria . En ese libro aparecen todas las donaciones, una por una, con sus donantes, como Francés Cambó, el obispo Ilundain, la Universidad de Hamburgo o la Sociedad Geográfica Nacional, entre otros.