Comunión y Liberación

OURENSE CIUDAD

17 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

SIEMPRE me ha llamado poderosamente la atención la escasa presencia que tiene en Galicia Comunión y Liberación (CL). De todos los movimientos laicales que irrumpieron con fuerza en el escenario eclesial a mediados del siglo XX es, a mi criterio, el único que dilata nuestra capacidad como seres humanos para caminar en libertad, una libertad que no anula la condición de seguidor de Jesús de Nazaret, muy al contrario, porque ser cristiano exige conciencia crítica y libre voluntad, elementos sin los cuales cualquier adhesión se encuentra desprovista de aquello que le hace ser efectivamente humana. Con un talante abierto, CL favorece el diálogo entre la cultura actual y el cristianismo, sin caer en la tentación de superioridades falsas o irracionalismos ingenuos. La fe religiosa no otorga, a quien la tiene, ninguna superioridad moral sobre el común de los mortales, sino sólo razones para la esperanza y para implicarse decididamente en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Luigi Giussani, fundador de CL, lo dejó bien patente al elegir el nombre de la nueva realidad eclesial que ponía en marcha, precisamente cuando otras iniciativas también destacaban ésa misma intuición, aunque fueron menos bien vistas por la ortodoxia oficial (me refiero a la teología de la liberación). ¿Será por eso, porque es abierto y estimula el diálogo fe-razón, por lo que tan escasa es la presencia de CL en tierra gallega, frente a otros movimientos absolutamente reaccionarios desde el punto de vista religioso y muy pobres intelectualmente hablando? Todo esto viene a cuento porque vengo de participar en A Coruña, en la Fundación Hogar de Santa Margarita, en la presentación del libro de Giussani Por qué la Iglesia . La importancia de este libro reside en el modo esencial de proponer al mundo el acontecimiento cristiano: «El cristianismo no es un pensamiento, una ideología; ni tampoco es la enseñanza de un discurso. No es una idea ni una filosofía, sino el anuncio de una Presencia: la Encarnación es un hecho que ha sucedido», nos dice el autor en el prólogo. El acto, previsto con anterioridad, sirvió para rendir un profundo y sentido homenaje a Giussani, fallecido hace unas semanas a los 82 años. Quiero destacar la presencia en este acto de Luis Quinteiro, obispo de Ourense, que, como buen filósofo, también ejerce ese talante dialogante, tan necesario en nuestra Iglesia.