«Lugo tiene más sentido de la vida y en sus colegios enseñan a afrontarla mejor»

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OÍMBRA

Ana Garcia

La docente analizó factores que influyen en la inteligencia emocional de los jóvenes

21 feb 2018 . Actualizado a las 13:14 h.

Algo más de mil adolescentes de las cuatro provincias gallegas participaron en el trabajo de investigación para el doctorado de Lorena Macía (Rabal, Oímbra, 1988). Entre las variables que estudió para saber qué puede influir en el sentido de la vida o la inteligencia emocional de los estudiantes de Secundaria -en plena adolescencia- están la edad, el género, el centro de estudios, la provincia, el curso, el rendimiento académico y la estructura familiar de cada uno.

Tras finalizar la titulación de Educación Primaria, Macía cursó el máster en Investigación Psicosocioeducativa con Adolescentes en Contextos Escolares. «Primero hice una investigación sobre la inteligencia emocional y la ansiedad ante la muerte y, como surgieron datos significativos que me parecieron relevantes, continué trabajando con el mismo tutor sobre el sentido de la vida y afrontamiento para el doctorado», explica. Una labor de recopilación y ordenación de datos que le llevó tres años.

«Los de 12 años que participaron en el estudio tienen más sentido de la vida, entendiendo por sentido de vida el objetivo y el significado de la existencia del ser humano; utilizan mejores técnicas de afrontamiento, en referencia a la forma de enfrentarse a las vicisitudes, y poseen más inteligencia emocional», cuenta sobre los resultados obtenidos.

«Lugo tiene más sentido de la vida y en sus colegios enseñan a afrontarla mejor. Es muy interesante que haya diferencias entre las zonas del interior y las de la costa porque si se atiende al afrontamiento, en A Coruña y Pontevedra las estrategias están orientadas a la evitación. No sé si se debe a que el ámbito rural o urbano pueda influir o no», afirma la docente.

Sin embargo, destaca que, si bien es cierto que los más jóvenes suelen tener más inteligencia emocional, también lo es que desciende durante la adolescencia para aumentar de nuevo pasada esta etapa de la vida. «Esto es bastante significativo porque entre los 12 y los 16 años este rasgo de la personalidad, en concreto, decae para volver a crecer más adelante», subraya.

En cuanto al género, Macía encontró dos rasgos significativos: el masculino utiliza estrategias orientadas a la evitación de los problemas -consideradas como menos efectivas- y el femenino más metas y responsabilidades. «En esta línea, las mujeres tienen más percepción emocional y los hombres más comprensión emocional», puntualiza.

El rendimiento académico resultó ser clave en relación a las estrategias para resolver los problemas del día a día con un nivel de estrés menor. «Cuanto mejor rendimiento académico, mejores estrategias de afrontamiento demostraron tener los estudiantes, aunque en las conclusiones sobre inteligencia emocional no mostraron un resultado destacable con respecto a aquellos que tienen peores notas.

El tipo de centro educativo influye en el sentido de la vida que mostraron los participantes en la investigación llevada a cabo. Los privados sacaron puntuaciones más altas en cuanto a este factor y, además, utilizan estrategias más efectivas de afrontamiento. «En cuanto a la inteligencia emocional no muestran grandes diferencias respecto a los centros públicos», cuenta.

Su intención es seguir investigando y ampliando sus conocimientos en la materia. «Si tengo la oportunidad, me gustaría crear algún programa de intervención para trabajar con los centros porque actualmente, por suerte, la educación emocional está en auge», reseña la ahora doctora. «Y creo que enseñar estrategias de afrontamiento puede ser beneficioso para los alumnos de cara a cómo comportarse y solucionar sus problemas a una edad tan definitoria», finaliza.