El asesinato de un parricida, a juicio en la Audiencia de Ourense con más de medio centenar de testigos

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / AGENCIA

O PEREIRO DE AGUIAR

Lugar de Piñor en el que fue encontrado en diciembre del 2018 el cadáver de Fernando Iglesias Espiño
Lugar de Piñor en el que fue encontrado en diciembre del 2018 el cadáver de Fernando Iglesias Espiño Santi M. Amil

Un jurado popular decidirá si al recluso Fernando Iglesias Espiño lo mataron dos ex convictos para robarle una herencia

08 may 2022 . Actualizado a las 14:58 h.

Fernando Iglesias Espiño se encontraba cumpliendo la parte final de una condena de 54 años de prisión, que le fue impuesta por haber matado a su esposa y a sus dos hijos en Las Palmas de Gran Canaria en 1996, cuando conoció a dos hombres. Francisco Javier G. H. y Óscar G. L. estaban también internos en la prisión de O Pereiro de Aguiar y entre los tres se fue forjando a lo largo de semanas y meses una relación que para Fernando era de amistad, pero no para los otros dos. En ese contexto de confianza que él creía tener con sus compañeros, el parricida les contó un día que su madre había fallecido y que le había correspondido una herencia de más de 20.000 euros.

Era el mes de agosto del 2018. Para entonces Iglesias Espiño ya disfrutaba de permisos durante los fines de semana y muchos de ellos acudía a la granja de Maside que tenía alquilada Javier para echarle una mano, a cambió de comida y alojamiento. Ese era el plan para el fin de semana del 11 y 12 de agosto, pero los falsos amigos de Espiño tenían otra idea. Lo que pasó desde que el preso llegó a Maside no se conoce con detalle, pero sí se cree que esa misma mañana Javier y Óscar lo mataron de un fuerte golpe en la cabeza. Luego le quitaron las tarjetas de crédito y los documentos personales que llevaba encima y, envuelto en un plástico, lo llevaron hasta un paraje de Piñor, donde lo enterraron. Horas después comenzaron a recorrer sucursales bancarias para sacar el dinero del parricida, porque ese era su verdadero objetivo. Iban a por la herencia de Espiño y en trece días le vaciaron la cuenta acudiendo a oficinas de varias provincias. Se quedaron con 22.490 euros.

Este lunes los dos sospechosos se sentarán en el banquillo de los acusados de la Audiencia provincial. Un jurado conformado por nueve ciudadanos, que serán seleccionados ese mismo día junto a dos suplentes, tendrá que dictaminar si los hechos fueron como sospecha la Fiscalía de Ourense, o de otra forma. Ninguno de los acusados ha reconocido hasta ahora nada relacionado con el crimen, si bien fue Óscar quien, el 20 de diciembre de aquel año, facilitó de manera voluntaria a los agentes de la Guardia Civil la ubicación del cadáver.

Será un juicio que se prolongará durante dos semanas y para el que están citadas más de medio centenar de personas, entre testigos, peritos y agentes del instituto armado. Fueron, precisamente, los integrantes del equipo de Policía Judicial de este cuerpo quienes días después de denunciarse la desaparición de Espiño, que en un primer momento se consideró una fuga, los que durante meses siguieron el rastro del dinero y dieron con los sospechosos. Explicarán durante su declaración ante el jurado cómo sospecharon que los antiguos compañeros de cárcel de Espiño, que para cuando ocurrió el crimen ya estaban libres, habían sido los responsables de su muerte y aportarán detalles sobre sus pesquisas. Constan en autos imágenes grabadas en cajeros automáticos de varias provincias —llegaron a desplazarse hasta Burgos y Portugal— en las que se les ve sacando dinero que, presuntamente, era del recluso.

Veinticinco años de cárcel

El jurado tiene en sus manos una responsabilidad muy grande. Y es que la Fiscalía de Ourense, única acusación que habrá en el caso después de que el abogado que representaba al hermano de la víctima tuviera que renunciar por motivos de salud, pide penas de 24 y 25 años de prisión para los acusados, a los que imputa cargos de asesinato y estafa. Esta parte cree que los dos sospechosos planearon el asesinato del parricida nada más conocer la noticia de que había cobrado una herencia y que la avaricia fue lo único que les movió en este caso. Pero tendrá que probarlo y para ello contará con la declaración de los guardias civiles que participaron en una investigación que se prolongó durante meses, ya que el cuerpo de Espiño se localizó cuatro meses después de que ocurriera el crimen. Era diciembre del 2018 y desde entonces permanecen en prisión preventiva los dos sospechosos.

Además, la fiscalía ha citado también a más de una veintena de testigos a los que se sumarán los que serán llamados por las defensas, cuya estrategia se conocerá a partir del primer día de juicio. También será importante para el jurado lo que declaren los forenses que realizaron la autopsia al cadáver y los que expliquen los resultados de las distintas pericias realizadas.

El lunes, tras la selección del jurado, fiscala y abogados harán un breve adelanto de sus posturas. Luego llegará el turno de declaración de los acusados.