Muchas de las participantes en este curso son madres y aseguran que animan a sus hijas a aprender —alguna, con cinco años, ya está inscrita en kick boxing— porque la sensación compartida es que el futuro no ofrecerá un entorno más seguro a sus descendientes. «Por desgracia no avanzamos; las agresiones a las mujeres son algo que va a peor», opinan.