Las mujeres del rural ourensano se preparan para aprender a repeler agresiones

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

O IRIXO

Dos de las participantes practicando uno de los ejercicios de defensa personal
Dos de las participantes practicando uno de los ejercicios de defensa personal MIGUEL VILLAR

El curso de defensa personal que se desarrolla en O Irixo cuenta con una veintena de participantes

11 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Reconocen que cuando empezaron tenían dudas sobre su propia capacidad para aprovechar el curso, pero la veintena de participantes en el taller de defensa personal para mujeres que se está desarrollando en O Irixo confían ahora mucho más en sus propias capacidades. Y es que, al margen de las técnicas para repeler una agresión que les enseñan, la iniciativa ya les ha servido para afianzar su propia autoestima. «El primer día eran muchas nociones y, sinceramente, salí pensando si podría recordarlo todo el día que me sucediera algo, pero en el segundo te das cuenta de que te acuerdas y sí vas incorporando cosas», narra Isabel. Esta vecina de 41 años cuenta que, cuando le comentaron la posibilidad de participar, se apuntó sin dudarlo «porque yo me crie en una ciudad grande y siempre lo tuve en mente por sustos que llevé por la noche».

Su compañera Beatriz no ha tenido, afortunadamente, ningún episodio desagradable que la impulsase a anotarse en esta actividad, pero es de las que opinan que no se puede desaprovechar la oportunidad «porque todas vemos e oímos tódolos días como está desgraciadamente o mundo hoxe en día neste tema». La iniciativa, impulsada desde el Concello de O Irixo y apoyada por el Grupo de Desenvolvemento Rural Carballiño-Ribeiro, cuenta con participantes de diversas edades y tienen encantado a su profesor. «Son un grupo moi, moi implicado e moi traballador. Non é a primeira vez que damos cursos deste tipo e a resposta das participantes é habitualmente moi boa, pero realmente este grupo sorprendeume porque é a primeira vez que atopo xente destas idades tan interesada», comenta Claudio Mateo.

También ellas hablan de sorpresas. A la mayoría les chocan algunas de las técnicas de defensa, por lo que suponen de contradicción con lo que dictaría el sentido común o el propio instinto natural. «Eso de que si te agarran, en lugar de tirar hacia atrás tienes que hacer el movimiento contrario y acercarte al agresor porque eso te ayuda a liberarte más fácil, cuesta asumirlo», apunta Isabel que precisamente valora aprender este tipo de trucos «que no sabía y que, además, nunca se me ocurrirían porque, si tiran de ti, tu instinto no es irte hacia el atacante».

Tanto ella como sus compañeras de curso son conscientes de que quizá no se acuerden de todo cuando llegue el momento de poner en práctica lo aprendido, pero están convencidas de que sí les vendrá a la cabeza lo básico. «Hay un golpe que nos enseñaron en la carótida que es mano de santo», apuntan.

El grupo de alumnas del curso organizado en O Irixo
El grupo de alumnas del curso organizado en O Irixo MIGUEL VILLAR

«Isto non é para convertelas en máquinas de matar; é para aprender o máis básico para saír do apuro. É para saber como pegar un castañazo e escapar», apostilla el monitor, que matiza que la clave está en repetir hasta la saciedad los movimientos para automatizarlos en la mente.

«Isto é como cando aprendes a conducir: ó principio tes que estar pensando que se agora pisas o embrague e despois metes primeira... e despois de pensalo, execútalo. Pero cando levas tempo conducindo os movementos xa van automáticos, fas o proceso sen pensar. Pois isto é igual. Hai que adquirir unha memoria muscular para que se responda automaticamente, e iso require moito entreno; repetir e repetir».

De hecho, la intención del profesor, y así se lo ha dicho a la organización, es que el curso se prolongue lo que sea necesario para que «realmente aprendan esos puntos básicos». Además, antes de finalizar pretende llevarlas a su club para que puedan practicar en el tatami del gimnasio con sus deportistas «a enfrontarse a alguén máis forte, porque terán menos medo a darlle con ganas e mancalos que cando practican entre elas ou con alguén da familia», añade.

Muchas de las participantes en este curso son madres y aseguran que animan a sus hijas a aprender —alguna, con cinco años, ya está inscrita en kick boxing— porque la sensación compartida es que el futuro no ofrecerá un entorno más seguro a sus descendientes. «Por desgracia no avanzamos; las agresiones a las mujeres son algo que va a peor», opinan.