La hermana de la menor atacada en O Carballiño: «Es la amiga más leal del mundo, no cree en la maldad humana»

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE / LA VOZ

O CARBALLIÑO

Vecinos de O Carballiño se concentraron la mañana del sábado para rechazar la agresión
Vecinos de O Carballiño se concentraron la mañana del sábado para rechazar la agresión Miguel Villar

La familia de la joven, que sigue luchando por su vida tras el ataque del jueves, lanza una campaña de recogida de firmas para que los crímenes cometidos por menores de 14 años no queden impunes. La Guardia Civil intenta reconstruir cómo fueron los minutos en los que víctima y agresor estuvieron solos en la casa del chico

13 sep 2021 . Actualizado a las 18:35 h.

La joven de 14 años que el pasado jueves fue brutalmente atacada por un amigo en O Carballiño sigue luchando por su vida en el complejo hospitalario de Ourense a consecuencia de las graves heridas que le produjeron los golpes recibidos por otro menor. Tras superar este lunes las primeras 72 horas, un tiempo que se consideraba fundamental para su evolución, sus familiares siguen con cautela cualquier novedad sobre su estado de salud. «Se nota que ella quiere vivir», contaba este lunes una de sus hermanas, que confiesa que desde que se enteraron de lo ocurrido, su vida se ha vuelto una pesadilla.

«Cuando me llamaron sentí algo desgarrador en el pecho», asegura Cristina, que se trasladó a toda prisa desde Ciudad Real, donde reside habitualmente, para estar al lado de su hermana pequeña, con la que tiene una relación muy estrecha. Aún no puede creerse que fuera agredida de una forma tan horrible y por alguien de confianza: «Es una niña muy aplicada en los estudios», cuenta sobre la víctima, a la que define como «introvertida», aunque volcada con las personas con las que tenía confianza. «Es la amiga más leal del mundo, una persona que no cree en la maldad; siempre me decía que con cariño se podía arreglar a cualquiera y yo ahora no me quito esa frase de la cabeza», asegura su hermana. 

Mientras sigue muy preocupada por la evolución de su familiar, con la que se lleva catorce años, Cristina ha querido dar un paso para intentar que lo que les ha pasado a ellos no le pase a más familias. Porque no habrá consecuencias penales para el agresor al tener 13 años (el límite son los 14). «Pase lo que pase con mi hermana, ese chico no va a tener que afrontar ninguna consecuencia», advierte, explicando que tanto ella como el resto de la familia se sienten «desesperados» por ese motivo. Por ello, este mismo lunes ha lanzado una campaña en la plataforma Change.org con la que quiere recoger firmas para que no haya más menores inimputables. «Cualquier día esto que nos ha pasado a nosotros le pasa a otra persona», asegura mientras deja caer una duda muy preocupante: «¿Qué le impide a cualquier otro niño de esta edad hacer algo parecido, cuando saben que no van a tener que afrontar consecuencias?»

«Pedimos una reforma del la ley del menor para que ninguna persona deba vivir esto de nuevo. No queremos que ningún menor pueda aprovechar este vacío legal para destrozar una familia y quedar impune», recoge la petición, que en sus primeras horas ya había recibido casi 1.500 firmas. «Espero que esto llegue a algún político, y que tomen nota», asegura Cristina.

Y mientras la menor sigue en estado crítico, los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil intentan reconstruir cómo fueron los minutos en los que víctima y agresor estuvieron solos en la casa del chico. Se han enviado a los laboratorios de criminalística los dos objetos encontrados en la vivienda, una pata de cabra y un cuchillo, para que sean analizados en busca de restos de ADN. Con los resultados de estas pruebas, que podrían tardar semanas, podría esclarecerse si los cortes que presentaba el agresor se los hizo él mismo o, como dijo a los agentes, se los causó la joven. Los investigadores creen más probable la primera de las hipótesis, si bien esperan a las evidencias para poder asegurarlo.

De lo que no hay dudas es de que el joven atacó a la chica con una pata de cabra, golpeándola en la cabeza. Luego ella, ya gravemente herida, se precipitó a la calle desde el segundo piso en el que ocurrieron los hechos; no se sabe si lo hizo para huir de su agresor o fue empujada por él. En todo caso, tras el suceso el chico se quedó en casa y llamó al 112. «Acabo de matar a una amiga», confesó al operador que contestó la llamada.

Desde el jueves por la noche el joven, que tiene 13 años, permanece en el CHUO, donde nada más llegar fue sometido a un examen psiquiátrico. En su entrevista con un profesional, confesó el crimen, admitiendo que «quería saber lo que sentía». Fuentes de la Xunta aseguran que por ahora no se ha tomado medida alguna respecto a su situación, a la espera de lo que se pueda dictaminar desde el juzgado de menores en relación a su custodia. En cualquier caso, no podrá ser acusado ni juzgado por lo ocurrido porque la edad mínima para ser imputado es de 14 años.