«Tenía vía libre para irme pero tenía miedo a que me matara»

m. r. OURENSE / LA VOZ

O CARBALLIÑO

El acusado de la agresión sexual a su asistenta en O Carballiño negó el hecho en el juicio
El acusado de la agresión sexual a su asistenta en O Carballiño negó el hecho en el juicio cedida

La denunciante de una violación dice que, asustada, se quedó acabando de limpiar en la casa del acusado en la que trabajaba como asistenta

23 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La previa relación amistosa que mantenían José Antonio F. B. y la asistenta que limpiaba su casa en O Carballiño se truncó el 19 de junio de 2017 por un hecho que este jueves fue objeto de juicio en la Audiencia provincial: la limpiadora sostiene que fue violada por su cliente en la mañana de aquella jornada que acudió al piso de él a trabajar. «Cuando llegué a la casa, él estaba durmiendo. Salió con un pijama de verano, verde y blanco. Me tiré a la cama porque estaba mareada, y él me tocó por todo el cuerpo, los pechos por debajo de la camiseta y mis partes por encima de las mallas. Primero pensé que era una broma, luego ya no», contó la mujer. Porque, según declaró ante el tribunal, aquello no quedó en algo episódico.

Ambos hicieron la cama, dijo, y él la siguió hasta el salón. «No me pegó, pero me empujó con fuerza, me agarró, me bajó las mallas con una mano: no sé como bajó él su pantalón, pero me penetró, poco tiempo», indicó la mujer sobre lo ocurrido en el sofá, precisando que, con el tiempo, recordó detalles. «Estuve un año sin poner mallas porque pensé que eso pasó porque el me dijo que le gustaba verme con ellas», añadió.

El acusado, por su parte, negó en la vista oral que hubiese violado a la mujer. Si en el juzgado de instrucción había reconocido parte de los hechos, fue porque estaba en shock por la denuncia, pero ayer negó que hubiese habido poco más que un juego. Dijo que ella al llegar a su casa le comentó que venía muy cansada de la playa y se echó en la cama. Él asegura que solo le hizo unas «cosquillas» para que ella se levantase para trabajar y que la mujer salió riendo del cuarto.

La asistenta afirmó que si se quedó terminando las tareas en la casa después del ataque fue por miedo. «Estuve una media hora en la casa, tenía vía libre para irme pero tenía miedo a que me matara, a que saliera, me cogiera y no volviera a ver a mi hija. José Antonio se fue a desayunar mientras yo me lavaba y limpiaba el baño». Para la fiscal, esta reacción de poder marcharse y no hacerlo es creíble analizada desde una perspectiva de género, y teniendo en cuenta el miedo que sentía la víctima. Añadió la agravante de género, aunque manteniendo la petición de diez años de cárcel.

La defensa solo admite que pudo haber «un exceso de confianza», pero no intimidación ni violencia. El abogado incidió en que tras esa jornada, la mujer respondió a un wasap del acusado diciendo que estaba bien y con emoticonos de besos.

En la vista intervinieron unos amigos de la mujer, que pidieron explicaciones al acusado tras quedar todos para una reunión en una terraza. Según estos, él reconoció que se le cruzaron los cables y le pidió perdón a ella.