El juicio contra el futbolista López Ratón por agresión sexual será en mayo

m. v. OURENSE / LA VOZ

O CARBALLIÑO

IAGO CORTÓN

La víctima, personada como acusación particular, ha solicitado que la vista sea a puerta cerrada

14 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro López Ratón se sentará en el banquillo de los acusados el 20 de mayo. El futbolista del Zaragoza, natural de O Carballiño, tendrá que responder ese día ante una jueza por el delito de agresión sexual que se le imputa y por el que las partes reclaman penas de hasta cuatro años de cárcel. Aunque en un primer momento se había señalado la vista para el 25 de marzo, finalmente el juzgado de lo penal 1 ha aceptado aplazarlo, tras solicitar los peritos de las partes que así se hiciera. Alegaron no poder acudir a la vista inicialmente fijada por tener que atender otros asuntos, por lo que finalmente se buscó otra fecha para un juicio para el que se han reservado tres horas.

Por otro lado, la acusación particular, que ejerce la presunta víctima de la agresión sexual, ha solicitado también a la magistrada juzgadora que el juicio sea a puerta cerrada, un gesto que también ha sido aceptado. Así las cosas, no será posible que entren a la sala de vistas ni los medios de comunicación ni tampoco el público en general. Solo podrán hacerlo los testigos que estén citados por haber tenido alguna relación con el asunto, así como los peritos y abogados.

Los hechos que se imputan a Ratón, de 26 años, ocurrieron presuntamente en la madrugada del día de San Juan del 2018. Según el ministerio público, sobre las seis acusado y víctima coincidieron en el local Sete Flores, de O Carballiño, localidad a la que había acudido el futbolista a pasar unos días de vacaciones para visitar a su familia y ver a su novia. «Tras una breve conversación, el acusado agarró a P. y la llevó hasta una esquina de un callejón sin salida y con escasa visibilidad, situado en la parte trasera del local», asegura el escrito de acusación del ministerio fiscal, que recoge que en ese punto el acusado habría insistido a la denunciante para mantener relaciones sexuales. Ella se habría negado y eso habría motivado el enfado del investigado, quien en ese momento «la empujó contra una pared, golpeándose contra un banco de piedra, y con claro ánimo libidinoso la besó en contra de su voluntad, le metió la mano por dentro de las bragas y él se bajó los pantalones». La chica, sin embargo, no accedió a sus deseos y continuó negándose, dice el informe, lo que motivó que el acusado la llamara «zorra» y se marchara. Tras los hechos la víctima se fue a su casa, sin decidirse a denunciar hasta el 29 de junio. Esto motivó que el 2 de julio el guardameta fuese detenido por agentes de la Guardia Civil, declarando posteriormente en el juzgado. Siempre ha negado los hechos.

La fiscalía califica el incidente como un delito de agresión sexual y reclama dos años de cárcel, solicitando además que se le prohíba acercarse a la perjudicada durante cinco años y 10.000 euros de indemnización. La acusación particular pide cuatro años de cárcel, con una indemnización de 18.000 euros. Atribuye la tardanza de la chica en denunciar a que, tras los hechos, «quedó en un estado de shock».