Un bebé como de verdad... pero de vinilo

Por María Cobas O BARCO

O BARCO DE VALDEORRAS

María Blanco, con uno de los bebés reborn de su colección personal
María Blanco, con uno de los bebés reborn de su colección personal LOLITA VAZQUEZ

La barquense María Blanco dedica su tiempo libre a pintar muñecos reborn

22 ene 2020 . Actualizado a las 15:28 h.

Le gustaba pintar, hacía poco que se había mudado a Alicante y echaba de menos a la familia y a los amigos (así que le venía bien distraerse), y su hija pequeña le pidió un muñeco reborn. Justo entonces la barquense María Blanco supo de un curso para hacerlos no muy lejos de su casa, y decidió probar. Le encantó y hace tres años que dedica su tiempo a pintar muñecos que emulan a recién nacidos. Ella los hace de vinilo, son más económicos que los de silicona, y el resultado es -asegura- más natural. Por eso también le gustan más con los ojos cerrados, «porque parece que están dormidos», señala. Ha dado forma a unos treinta bebés, que vende a precio de coste, porque lo tiene como una afición y no como un trabajo. Y eso son menos de trescientos euros, que es lo que cuestan los moldes, que después va pintando capa sobre capa para darles el aspecto que busca. «El color piel no existe; es verde, azul, lila, rojo, marrón... multitud de colores. Son capas muy finitas que se tienen que ir horneando [en un horno halógeno] una a una para fijar el color», explica. Después toca hacer los pliegues, pintar las pestañas, la boca, las uñas, las rojeces... Eso pueden ser semanas de trabajo, o incluso meses. La pintura le produce migraña, así que no puede pasar muchas horas seguidas pintando. El resultado son muñecos de unos dos kilos que llevan un peso en la cabeza para que les caiga hacia atrás, como a un recién nacido de carne y hueso. Y esa búsqueda de la realidad es el motivo de que María también prefiera los cuerpos de tela. «Si es todo vinilo queda duro como un Nenuco; mientras que el de tela coge mejores posiciones, como si fuera de verdad», explica.