Una experiencia de cine

Por María Doallo OURENSE

O BARCO DE VALDEORRAS

MIGUEL VILLAR

Giselle Romero interpretó con solo 10 años a la Xonxiña de la película de Chano Piñeiro

22 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

1 La espontaneidad, su desparpajo natural y que hablase fluidamente el gallego fueron las tres condiciones que hicieron que Giselle Romero se convirtiese dentro de la película Sempre Xonxa en la versión infantil de su protagonista. En aquel momento, la ourensana vivía en O Barco de Valdeorras y tenía 10 años recién cumplidos. «Vinieron a hacer las pruebas al cole en el que yo estudiaba y después de pasar varias me seleccionaron», cuenta Giselle. Su misión era interpretar a Xonxa de pequeña, de ahí que fuese fundamental el parecido con su homónima en adulta, la actriz Uxía Blanco -protagonista del filme-. Había solo un inconveniente: los enormes ojos claros de Giselle, que no tenían nada que ver con los castaños de la Xonxa mayor. «Recuerdo que nos fuimos a Madrid con alguien del rodaje para comprar lentillas de color oscuro. No eran como ahora y me molestaban un poco, pero fue una anécdota original más que sumar a esta experiencia». Xonxiña hace memoria para meterse de nuevo en la grabación, hace más de 30 años, de la que fue la primera película de ficción gallega y en gallego. «Rodábamos tempranísimo y en verano claro, para estar de vacaciones. Para mí y los demás niños era como un juego y nos lo pasábamos de maravilla», dice. El responsable de que esto fuese así era precisamente el director del largometraje, Chano Piñeiro. «Era muy agradable y muy cercano. Nos transmitía siempre optimismo y nos trataba con cariño, parecía super buena gente», recuerda.

La experiencia como actriz fue para Giselle «algo precioso y por casualidad», tal y como ella misma describe. A pesar de ello, sus días en el mundo de la interpretación se remontan exclusivamente a su niñez y a Sempre Xonxa, aunque afirma que hace poco participó en unas clases de microteatro para animarse a perder la timidez. «No lo conseguí», admite. Estudió Medicina en Santiago, hizo su residencia en el hospital de Pontevedra y allí se quedó como radióloga. Así hasta ahora, que visita Ourense para verse en la exposición del Centro Cultural Marcos Valcárcel, con la que revivir y recordar una de las anécdotas más bonitas y cinematográficas de su infancia y de su vida.