Un pueblo sin vecinos a diario, pero con tecnología 4G

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

O BARCO DE VALDEORRAS

LOLITA VÁZQUEZ

Hay aldeas que solo tienen habitantes de manera ocasional, como O Robledo en Valdeorras

24 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que el pueblo valdeorrés de O Robledo tuvo un abultado número de vecinos. Alrededor de medio centenar de casas -o ruinas- lo atestiguan. Lo refrenda la iglesia cerrada. Y también da cuenta el cementerio, ubicado en un lugar con encanto en medio de un bosque de castaños. Hoy no queda nadie. No vive ningún vecino de manera habitual, en una aldea que tampoco da la imagen de ser una tierra fantasma. Las edificaciones en ruina, que las hay y son numerosas, comparten espacio con casas rehabilitadas recientemente y otras que están en proceso. Es uno de los muchos pueblos que no tienen residentes habituales, pero que cobran día sobre todo en fines de semana y vacaciones.

El abandono de las actividades del campo y el envejecimiento poblacional son dos de las causas del abandono del pueblo como lugar en el que vivir. La crisis demográfica se deja sentir con fuerza. La carretera de acceso no ayuda. Tras abandonar la N-120 a su paso por Valdeorras, quedan apenas 12 kilómetros para llegar, pero suponen más de media hora de trayecto. El vial -estrecho y sin pintar- muestra un trazado sinuoso montaña arriba, y evidencia también las consecuencias de un corrimiento de tierras que llegó a cortar la carretera. Se llega bien, pero no es para ir con prisas. Una vez en el pueblo, la recompensa con unas fantásticas vistas de parte del valle, con las montañas nevadas al fondo; y toda la paz que uno desee. Incluso alguna más. Un coche y una bici «aparcados» en la calle señalan que, a veces, también hay niños correteando de nuevo por las tres calles de O Robledo.

Piedra y madera

En el pueblo también hay varias edificaciones que se conservan como bodegas en las que compartir jornadas de ocio con familiares y amigos. La piedra y la madera se perfilan como los materiales de construcción más típicos, aunque algunas edificaciones no se han librado del feísmo pese al aislamiento y luzcan chapas metálicas o bloques de hormigón. Los contadores con luz verde que hay en varias fachadas evidencian que hay consumo eléctrico.

Las chimeneas no humean (al menos no humeaban un mediodía de esta misma semana), pero hay rastro de vida habitual. Al llegar saludan varios perros, que deambulan por la carretera; y también se escucha el sonido de las gallinas, moradoras en los bajos de varias casas, algunas buscando el sol junto a la reja en estos fríos días de invierno. «Hai dúas familias que viven na Rúa -un municipio próximo- que van varios días á semana; e outros que soben máis esporadicamente -señala el alcalde, Enrique Álvarez Barreiro-; pero vivir non vive ninguén alí». Los animales necesitan alimento y toca acercarse para proporcionárselo. A la entrada del pueblo, un gato se despereza tras estar tumbado al sol.

Hay mucho silencio, mucho aire puro, ¡y mucha cobertura! Al igual que en el acceso hay zonas en las que no se recibe señal en el teléfono móvil, en el pueblo se disfruta de 4G, algo que falla en puntos del casco urbano de O Barco de Valdeorras (la capital comarcal). Internet es un servicio que va a gran velocidad a través de los teléfonos inteligentes en O Robledo. Se puede estar allí sin tener que hablar con nadie, pero pudiendo comunicarse con cualquier lugar del mundo a través del móvil.

El alumbrado público

La tecnología 4G no depende del Concello, pero sí el alumbrado público. Hay farolas en varios puntos del pueblo y se encienden cada noche, aunque muchas de esas noches no haya nadie allí. «Témolo acendido porque os propietarios pagan impostos como todo o mundo, e teñen dereito a telo», explica el alcalde. Reconoce al tiempo que es un gasto importante teniendo en cuenta que hay veces (muchas veces) que alumbra para nadie, por lo que están buscando soluciones. «Estamos pensando a idea de poñer un sistema para detectar se hai movemento; pero como hai cans por alí, estaría acendido decote; pero algo teremos que inventar, porque é un pobo grande e o gasto é importante», añade.

La colocación de lámparas Led es una de las medidas que estudian para lograr ahorro, tal y como han hecho en otros puntos del territorio municipal.