Decía un viejo tango que veinte años no es nada, así que tiramos hasta los cincuenta. Es lo que debieron pensar en Valdeorras a la hora de enfocar su clásico entre clásicos, el Descenso do Sil.
Parece sencillo, tenemos un río, tenemos una embarcación y hacemos deporte para mantenernos en forma. Después viene todo lo demás. En Galicia somos toda una potencia mundial en piragüismo. David Cal -por cierto, ya bajó por el Sil- es el español más laureado en los juegos olímpicos y de las rías han surgido decenas y decenas de grandes palistas, pero ese referente interior en O Barco tiene mucho que ver con el trabajo del Club Fluvial y de cientos de aficionados que con el paso del tiempo han sostenido, no solo su prueba fetiche, sino también sus sanos hábitos de vida, a bordo de un kayak o de una canoa.
Parece que fue ayer, diría alguno, pero el descenso alcanzó la redonda efeméride. Y los que lo viven y lo disfrutan no se olvidan de dos personajes como Alfredo Fernández y Pepe Cruz. Son más, pero ellos son imprescindibles en el vídeo conmemorativo que el viernes se estrenará en la villa barquense.
En todo caso, prendieron una mecha que continuaron todos los que arrimaron el hombro en el Fluvial, que en su mayoría son también los que agitaron con fuerza sus palas río abajo, como Jesús Rodríguez León, uno de los más galardonados del deporte ourensano. Nunca le gustaron los focos, bien lo saben sus compañeros, pero por fuerza hay que nombrarlo a la hora de hablar del Sil y de las batallas que libró y ganó aguas abajo. Para él y todos los demás, feliz cumpleaños.