Carmen Caramés, que trabajó toda su vida en el campo, vive desde hace 13 años en la residencia Santa María
30 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Ayer no fue un día cualquiera en la residencia que la Fundación San Rosendo tiene en Melón. Los usuarios del centro vivieron un jornada especial con la celebración del cumpleaños de su compañera más longeva. Carmen Caramés González, que reside en el centro desde el 2002, llegaba nada menos que a su 105 aniversario y la ocasión merecía una celebración especial.
Carmen no es solo la mayor de su residencia, sino de todo el Concello de Melón.
Luciendo un coqueto gorro blanco de lana, la homenajeada recibió regalos y un precioso ramo de flores, pero su cara se iluminó especialmente cuando vio la tarta. «Lo cierto es que come de todo y le gusta todo, pero especialmente el dulce. Es bastante golosa, quizá es lo que más disfruta, junto con las fiestas. Cada vez que hay alguna celebración parece que rejuvenece», señalaba ayer Sonia Gil, la directora del centro. De hecho, en el programa de actividades estaba incluida la música, otra de las cosas que alegran a esta mujer que, a pesar de que va perdiendo visión y de que empieza a notar la decadencia mental, conserva un estado de salud envidiable. «Solo toma una pastilla, para la circulación sanguínea», apuntan.
Carmen ha pasado toda su vida trabajando en la tierra. Es soltera y no ha tenido hijos -circunstancias vitales que curiosamente comparte con otras centenarias ourensanas- pero ayer no le faltó el calor de los familiares más próximos que se acercaron a celebrarlo con ella y con el resto de residentes y trabajadoras.