Cuando era pequeño, en Maside construían una trinchera y un túnel para el paso del ferrocarril. No existía la maquinaria actual y había mucha gente trabajando con pico y pala y, seguramente por eso, era necesaria la figura del listero. Una persona pasaba por la obra, tomando literalmente lista de los trabajadores presentes. Era el listero, un personaje imprescindible para saber quién trabajaba y quién no y cuántos días acudía a trabajar, para pagarle el salario ganado.
Ahora que comienza el curso político, haría falta instituir la figura del listero en las Cortes españolas (Parlamento y Senado) y en las Cámaras regionales. El absentismo laboral de diputados y senadores es clamoroso y escandaloso. Las cámaras de televisión muestran con frecuencia muchos escaños vacíos. Deberían de tomar lista y pagarles solo los días que acuden a su lugar de trabajo.