Manzaneda recibe a diez refugiados ucranianos: «Vamos a ser una gran familia»

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO

MANZANEDA

Los refugiados ucranianos junto a parte de los niños del colegio de Manzaneda
Los refugiados ucranianos junto a parte de los niños del colegio de Manzaneda Lolita Vázquez

Cuatro mujeres adultas y seis niños llegaron al Macizo Central tras dos días de viaje en bus desde Varsovia

15 mar 2022 . Actualizado a las 18:26 h.

El pasado día 4 Vita dejó su casa. El estallido de la guerra la llevó a dejar atrás su hogar y a su hijo para tratar de ponerse a salvo junto a su hija, su nuera y sus dos nietos. Dos días después de despedirse de su hogar y parte de su familia consiguieron cruzar la frontera de Ucrania a Polonia. Con la ayuda de gente de buen corazón como ella misma cuenta —por boca de un compatriota que ejerce como traductor—, acabaron en Varsovia, donde hace dos días cogieron un bus rumbo a Galicia. Tras pasar una noche en Francia, llegaron a Vilagarcía de Arousa. Forman parte del grupo de 47 personas que rescató la asociación Galucriana. Desde allí, en un microbús, viajaron junto a otras cinco personas a la que es su nueva casa, Manzaneda. Son seis niños y cuatro mujeres adultas.

Vivirán, al menos de momento, en el albergue municipal, que el Concello puso a disposición de Almudena López y María González, las dos vecinas que se encargaron de todas las gestiones para poder acoger a los diez refugiados ucranianos y de poner a punto la instalación. Entre los menores, la más pequeña apenas tiene dos años y la mayor ha cumplido doce. A ellos fueron a recibirles los que serán sus compañeros de clase (salvo en el caso de la adolescente, que irá al instituto a Trives). Los alumnos del colegio de Manzaneda acudieron con una gran pancarta de bienvenida y con los colores de la bandera de Ucrania pintados en el rostro. Demostrando que entre los niños no hay barreras idiomáticas que les frenen, en apenas diez minutos unos y otros jugaban juntos en el patio. A los adultos les costó más, pero las miradas y los aplausos de los vecinos que acudieron a recibirles fueron respondidos con gestos de agradecimiento de las recién llegadas. Vita no dejaba de acercarse las manos al corazón y en sus ojos tristes marcados por el dolor de una guerra intentaba transmitir una sonrisa. 

Ahora comienza su integración. «Temos un par de chicos vivindo aquí que son de Ucraína e ímonos apoiar neles para que nos axuden como tradutores», apuntaba el alcalde, el socialista Amable Fernández. Porque ninguno de los diez recién llegados habla español. «Ni siquiera hemos podido comunicarnos en inglés, todo lo hemos hablado ha sido tirando de traductor en el móvil», contaba Almudena López, que explicaba que la idea de hacer de Manzaneda tierra de acogida nació de los llantos que ella y María derramaban al ver lo que estaba pasando en Ucrania. En el camino desde Arousa, las mujeres expresaron sus temores. El miedo a que la acogida sea temporal y de corta duración, o las dudas sobre si podrán escolarizar a sus hijos o llevarlos al médico si alguno se pone enfermo. «Ya les hemos dicho que vamos a ser como una gran familia y que vamos a ayudarles todo lo que sea posible», remarcaba López. María González, por su parte, explicaba que todas habían mostrado su interés por empezar a trabajar cuanto antes. «Veñen con moitas ganas e non queren que llo demos todo feito, están pensando en traballar», decía González. Ellas insistieron en que ahora lo que tienen que hacer es adaptarse a Manzaneda. Los niños, si quieren, pueden empezar a ir a clase mañana mismo. Los cuatro alumnos de infantil y primaria se unirán a los dos pequeños ucranianos que llegaron la semana pasada junto a su hermana adolescente, que va al IES trivés, y su madre. En este caso fue una reagrupación familiar, ya que el padre lleva años trabajando en A Mata. El cabeza de familia fue el encargado de recibir a sus compatriotas, que nada más abrirse la puerta del bus pudieron ser saludados en su idioma. Les explicó dónde está el que será su nuevo hogar, justo antes de cruzar la calle para disfrutar de su primera comida en Manzaneda, en el restaurante Nevada. 

La población ucraniana en el Macizo Central seguirá medrando en los próximos días. El viernes está prevista la llegada de un autobús desde Polonia. 48 refugiados se instalarán en A Pobra de Trives y San Xoán de Río.