Los exploradores de las vespas que se aventuraron en el Macizo Central

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

MANZANEDA

Tres de los miembros del Club Vespa Lambretta de Ourense que recorrieron el Macizo Central en el año 2015
Tres de los miembros del Club Vespa Lambretta de Ourense que recorrieron el Macizo Central en el año 2015 CEDIDA

El Club Vespa Lambretta reorganiza su agenda en tiempos de pandemia y sus miembros sopesan reeditar rutas por las crestas de Manzaneda y O Seixo

12 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un error cartográfico en un mapa de la provincia, con una supuesta carretera asfaltada que no era tal, despertó el apetito de nuevos horizontes de Antonio Brandín, ourensano de 59 años que, en el año 2004, se plantó en la localidad de Camba (Laza) en una furgoneta Seat Inca con la idea de iniciar una ruta con término en Cabeza de Manzaneda. Lo que se encontró fue una pista forestal y el aviso de algún parroquiano: «Le dije hasta dónde quería ir. Y me contestó: ‘Con este coche? Vai ser que non'».

Pero quedó la aventura pendiente, y Brandín, socio del Club Vespa Lambretta de Ourense, cuenta ahora con las dos manos las veces que realizó aquel trayecto por las alturas del Macizo Central, siempre en motocicleta. «Son unos 40 kilómetros que se cubren en casi dos horas. De vez en cuando, con algún descanso. Y es importante no hacerlos cuando es temporada de lluvia», explica. La llegada del buen tiempo estimula el ansia de Brandín y sus compañeros por repetir el periplo. Ya ha pasado un tiempo desde la última vez, en septiembre del año 2015, pero para ellos parece que fue ayer. «La autonomía de la vespa es pequeña. Recuerdo que incluso paramos en una estación de servicio para llevarnos una garrafa de dos litros de gasolina para cada uno, con la idea de no ir escasos de combustible», cuenta Camilo Vila, el presidente del club, fundado en el año 2006.

El camino, que pasa bordeando picos como el de O Seixo, a más de 1.700 metros de altura en Chandrexa de Queixa, está ideado para todoterrenos. «Al empezar la ruta ya vimos que, aquello, ni para las cabras. En algunas partes tuvimos que subir las motos yendo a pie, pero mereció la pena, porque allí hay unas vistas que son realmente un privilegio», indica Vila.

Bastó precisamente eso, una panorámica de la sierra, para pisar el freno junto al vértice geodésico de O Seixo, donde apenas se escucha el viento y algún que otro grillo. Lo raro, precisamente, es oír a lo lejos el sonido de un motor, salvo que sea el de un cazador en su 4x4. Sacaron un mantel -ilustrado con un mapa- e improvisaron un picnic. «Nos llevamos un poco de chorizo, algo de queso y pan, y unas cervezas. Y allí estuvimos, contándonos nuestra vida, porque Antonio es una enciclopedia andante», resume Vila.

«Es algo que me atrae mucho. Nací en A Limia y viví en Castellón y La Gomera por mi trabajo, como funcionario. Al volver a Ourense en el año 2004, lo primero que hice fue comprarme aquel mapa en un quiosco. Resulta que el que lo hizo tuvo una equivocación al marcar aquel trazado como pavimentado. Pero yo quería llegar hasta Manzaneda. Y lo conseguimos», dice.

Un universo llamado Ourense

«En cuanto podamos, la volveremos a hacer», confirma Vila. Fueron cuatro los participantes que se animaron a recorrer las crestas montañosas del corazón de la provincia en la última vez. «Y estuvimos hablando de ello porque aún tiene que mejorar el tiempo. En primavera había pistas de tierra aún embarradas y lo ideal sería intentarlo de cara a esta temporada de verano, si es posible», explica.

Brandín razona que es imprescindible ir preparado para una travesía de este tipo. Y además, es importante conocer las peculiaridades del vehículo que se monta. «El gran problema que puedes tener en una ruta como esta es quedarte sin gasolina, pero también se debe ir con cautela por si la moto sufriese un recalentamiento. Hay que ir jugando con la primera... Son cosas a tener en cuenta», dice.

Los miembros del Club Vespa Lambretta también se han lanzado a trayectos entre Bande y Castro Leboreiro, bordeando la frontera con Portugal. Y la sensación es que, como plasmó el actor escocés Ewan McGregor en su serie documental «Long Way Round» —también a lomos de una motocicleta—, para ellos no hay límites y sí un mundo todavía por descubrir en el interior de Ourense. Brandín, que además de recorrer la provincia en vespa también lo ha hecho a pie, resume el sentir de sus amigos de trayecto haciendo alusión a la identidad y orografía del territorio: «Aquí, la cabra siempre tira al monte».