«No vamos a dejar que se meta el virus en la residencia de Manzaneda»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

MANZANEDA

Aurora Dasilva y Milagros Pérez trabajan en la residencia de mayores de Manzaneda
Aurora Dasilva y Milagros Pérez trabajan en la residencia de mayores de Manzaneda Cedida

Dos trabajadoras del centro de mayores cuentan cómo es el confinamiento semanal para evitar contagios

15 abr 2020 . Actualizado a las 10:40 h.

Después de siete días fuera, Milagros Pérez ha dormido esta noche en su casa. Ayer por la tarde terminaba su turno semanal en la residencia de mayores de Manzaneda. Toda una semana viviendo en el centro de día (que han habilitado para aislar todavía más a los mayores) sin salir del recinto para nada. Limitar al máximo la rotación de personal y las salidas a la calle de los trabajadores son parte de las medidas puestas en marcha desde el centro (de titularidad municipal) para tratar de evitar contagios por coronavirus. Y de momento lo han logrado. No solo en la residencia, sino en todo el municipio. Manzaneda sigue teniendo cero positivos.

A los resultados se aferraba Milagros cuando los ánimos decaían. El lunes por la tarde contaba que «o confinamento na residencia lévase ben», pero reconocía también que «o tema da casa é o peor, porque se estraña». Decía entonces que su marido hacía hincapié en lo irónico de estar cerca pero no poder verse. «Dime ‘estás tan cerca e tan lonxe ao tempo’», señalaba. Porque ella vive en la localidad.

Pero entonces recordaba el objetivo del confinamiento. «O sacrificio faise por eles [los usuarios]», relataba. «Estando aquí protegemos a los mayores de la residencia, y también a los de casa», apuntaba entonces su compañera, Aurora Dasilva. El lunes hacía dos días que había dejado su casa de Viana do Bolo para irse a trabajar, así que le quedaban varias jornadas por delante. «¡Resistiré!», cantaba entonces. Decía que lo que peor era no ver a su hijo, de 16 años, pero ambas coincidían en apelar al buen humor para llevar al situación.

El día a día

¿Y cómo es estar en el trabajo las 24 horas al día? Ellas apostaron por el compañerismo. Dejaron a un lado las categorías laborales (Milagros es camarera limpiadora y Aurora es auxiliar de enfermería) y ambas se ayudaban en todas las tareas. «Somos dúas compañeiras compartindo casa», explicaba Milagros. Aurora apoyaba la definición.

En cada turno hay dos personas que se encargan de cuidar a los diez mayores, todos asistidos, que han sido trasladados al centro de día. Les asean, les dan de comer, les levantan... y también les dan charla y les ponen en comunicación con sus familias. «Los mayores están bien, nosotras hablamos mucho con ellos», decía Aurora. Milagros apuntaba entonces que siempre estuvieron bien atendidos, pero ahora les tienen incluso más mimados. «Intentamos que notaran poco el cambio de residencia», señalaba Aurora.

El martes tocó sesión de barbería a los hombres. «Con las mujeres todavía no nos atrevemos», contaba divertida Aurora. Una vez rematada la sesión de tijeras, enviaron fotos por wasap a los familiares de los residentes. «As familias agradéceno moito, gústalles velos nas fotos, porque así ven que están ben», explicaba Milagros. Incidía en que, además es un grupo de gente de avanzada edad (hay varios que pasan de los noventa años, y hasta un centenario). No faltan tampoco las conversaciones telefónicas.

«No vamos a dejar que se meta el virus aquí», esgrimía casi a modo de amenaza al COVID-19 Aurora. Y añadía: «Nos anima mucho que no haya ningún caso. A ver si seguimos así. Eso es lo que tratamos de hacer trabajando así. Vamos a intentarlo».

Hechos los test a todos

Ayer usuarios y trabajadores fueron sometidos a los test para saber si hay algún contagio. No se hicieron porque hubiese gente con síntomas, sino dentro de la decisión del Sergas de hacer las pruebas en todas las residencias de mayores que hay en la provincia, más de un centenar.