El empresariado de Ourense y el club de amigos de Baltar

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

MANZANEDA

27 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los empresarios han emergido con fuerza en el inicio del otoño ourensano. Y no me refiero solo al Club de los Amigos de Baltar que se reunió en Manzaneda para escuchar por enésima vez el discurso de las 77 medidas de gobierno redactadas por el presidente de la Diputación. En esa reunión de altura (¡a 1.778 metros!) todo fue márketing político y pose fotográfica. En la nota difundida por la Diputación de Ourense se decía que el objetivo era «establecer unha canle de cooperación permanente entre o goberno provincial e o empresariado ourensán que permita potenciar os principais sectores económicos de Ourense». Si ese era el propósito, ¿por qué se ciñó a una decena de empresarios y no se estableció dicha «canle» a través de las entidades que los representan, llámese CEO (que engloba a 80 asociaciones empresariales y aglutina a 10.000 empresarios), Cámara de Comercio o Federación de Comercio? ¿Por qué ninguno de los presentes exigió la interlocución a través de sus órganos representativos? La nadería de Manzaneda gestada en el 2015 me recordó una reunión del Consello Económico y Social de Ourense de 1961 en la que, según los historiadores, Eulogio Gómez Franqueira presentó un programa de acción a desarrollar en cinco años en base a dos ejes fundamentales, la vitivinicultura y la ganadería. Proponía acciones concretas como la apertura de un matadero frigorífico e industrial, una central lechera, la instalación de una fábrica de piensos y la especialización en la producción de huevos. Aquello germinó en lo que aún hoy es Coren. ¡Cómo cambian los tiempos! En momentos de penuria, los líderes sociales presentaban propuestas precisas. Ahora, en momentos de opulencia, nos llenan de palabras vacías. Más allá de los figurantes de la reunión de Manzaneda, la semana dejó otros ejemplos como el de los empresarios del polígono de San Cibrao das Viñas que celebraron la gozosa realidad de sus bodas de oro o los del termalismo que, provenientes de 39 países, se citaron en Expourense. Esos son, la mayoría de ellos anónimos, los que hacen honor a su nombre. Los otros, los que ejercen de palmeros, se me antoja que miran más por sus intereses individuales y económicos que por los colectivos de todos los vecinos de Ourense.

El pucherazo. No me extraña (aunque sí me turba y preocupa por las consecuencias que un pronto emocional pueda tener en la historia milenaria de España) que un pueblo ponga hoy en almoneda la Constitución (esa ley de leyes que a todos nos obliga y a todos nos defiende). Cuando se pisotea lo pequeño se crea el caldo de cultivo para que se transgreda lo grande. Y lo digo a la vista de los resultados de las primarias del PSOE de Ourense en Madrid. Dice la Constitución (artículo 6) que el funcionamiento de los partidos ha de ser democrático. A pesar de este mandato, el PSOE de aquí ya teme el pucherazo del PSOE de allá. De nada vale la democracia expresada en urna si después el dedo de uno (llámese Besteiro o Pedro Sánchez) fulmina el criterio de centenares de militantes. No es una cuestión de nombres, que también, lo que se dirime en el PSOE de Ourense. Es una cuestión de decencia y de defensa de principios básicos del sistema democrático.