Ledicia Cativa busca familias para acoger a niños rusos en Ourense

Fina Ulloa
fiNa Ulloa OURENSE / LA VOZ

MACEDA

CÉSAR TOIMIL

La provincia que vio nacer al colectivo es ahora la de menor presencia en el proyecto

21 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo comenzó en Maceda hace 23 años. Un grupo de familias decidió dar un paso al frente para intentar alejar del ambiente contaminado, al menos durante un par de meses al año, a los niños rusos que en aquél momento vivían en orfanatos de las zonas afectadas por el accidente en la central nuclear de Chernóbil. Aquella aventura, bautizada con el nombre de Ledicia Cativa, ha logrado que, hasta el día de hoy, más de 900 niños hayan podido beneficiarse de un programa que tiene continuidad durante varios veranos para cada participante y en el que se ha podido medir resultados sorprendentes en su talla, peso y desarrollo.

En los 23 años de historia del proyecto, y a pesar de las múltiples dificultades burocráticas y diplomáticas que supuso conseguir que las autoridades rusas confiasen en una entidad apenas conocida más allá de las fronteras del rural ourensano en el que nació, los promotores se han mantenido firmes en su objetivo. Aunque algunas cosas han variado. El origen de los pequeños no se ciñe ahora a los orfanatos. «Traemos niños de familias rusas con un cúmulo de vulnerabilidades y con escasos recursos, que están viviendo en un ambiente y con una alimentación contaminada por la radiación en Novozhykov, conocida como la capital rusa de Chernóbil, limítrofe con Ucrania», explica el vicepresidente de la asociación, José Manuel Borrajo. Él, junto con el presidente, Juan Conde, se mantienen al frente del colectivo el principio, inasequibles al desaliento «esperando que alguno más joven se anime y tome las riendas».

Hay otros cambios. La asociación se mantuvo en sus primeros años en las provincia, pero un buen día inició su expansión. «Nos llamó una familia de Pontevedra que había visto en los medios lo que hacíamos. Al principio no nos atrevíamos porque pensábamos que el niño se iba a sentir muy solo y aislado. Las familias de entonces vivíamos relativamente próximas y buscábamos que los niños pudiesen estar juntos lo más posible, porque hay que entender que cuando llegan por primera vez no conocen el idioma», explica. Sin embargo la experiencia con el hogar pontevedrés fue «extraordinaria» y eso les animó a difundir su proyecto por toda Galicia.

Más de 60 niños cada año

La respuesta también les sorprendió. Ya hace años que se mueven entre 60 y 70 niños por campaña. De los 65 niños que llegaron el pasado verano, una treintena fueron acogidos por familias coruñesas, 17 se destinaron a las de Pontevedra y nueve estuvieron con las de Lugo. En Ourense quedaron siete y ese bajón en la provincia entristece a los promotores. «Hace apenas ocho años el 85 % de las familias seguían siendo ourensanas. Nos da mucha pena que la provincia en la que nacimos y que hizo crecer la idea, esté tan poco presente», señala el vicepresidente de Ledicia Cativa.

El problema está en que el relevo generacional de familias que se incorporan no es suficiente. «En 23 años pasan muchas cosas. La gente se hace mayor y las condiciones de vida en las familias cambian», dice José Manuel Borrajo que hace un llamamiento a los ourensanos para que se animen a sumarse a esta acogida veraniega. «Son niños a los que les afecta una sentencia incluso antes de nacer: la de los múltiples efectos devastadores para su salud que provoca la radiación», dice. Recuerda que ese es el motor que les anima a seguir superando cualquier dificultad para ofrecerles un paréntesis en su entorno contaminado para ampliar sus posibilidades de mantenerse en buen estado. «Esta acogida es regalar vida, porque en cualquier momento su salud puede dar un giro inesperado y encararles con una enfermedad atípica para su edad que los puede dejar inválidos o, lo que es peor, llevarlos a la muerte, como ya ha ocurrido con niños que conocimos porque habían venido acogidos», dice.

Ledicia Cativa tiene abierto hasta el 15 de febrero el plazo de inscripción para las familias que quieran participar en la acogida de este verano. Los interesados pueden llamar al teléfono 988 553 211, o bien escribir un correo electrónico a asociacionlediciacativa@gmail.com.

Ese año no cuentan con ayudas del Concello o de la Diputación

La asociación Ledicia Cativa se enfrenta este año a otro escollo: el Campeonato del Mundo de Fútbol, que se celebra en Rusia. «Los billetes de avión se han encarecido un 40 % y da igual por qué compañía lo intentes; parece que se han puesto de acuerdo», señala Borrajo. La preocupación económica existe, pero en Ledicia Cativa las familias siempre han asumido la mayor parte de los gastos a prorrata. «Venimos recibiendo en ayudas entre 15.000 y 18.000 euros y el resto lo aportamos las familias», señala Borrajo, que recuerda que esta entidad no nació financiada por servicios sociales ni auspiciada por ningún tipo de patrocinio de instituciones públicas o privadas. «Con el tiempo hemos mejorado en cuanto a subvenciones, pero no todos los concellos o diputaciones nos apoyan». Dos que se han caído de la lista últimamente han sido el Concello de Ourense y la Diputación, aunque dicen que afortunadamente sí siguen apoyándoles desde otras instituciones locales o provinciales gallegas. «De todas maneras estamos muy agradecidos tanto al ayuntamiento ourensano, que colaboró durante doce años, como a la Diputación que lo hizo en tres o cuatro», dice Borrajo.

A pesar de todo, el colectivo no tira la toalla. «Hay demasiadas cosas importantes en un programa de acogida, pero todas son secundarias ante la salud de los niños y nadie nos puede impedir la alegría de acogerlos. Es impagable verlos crecer físicamente y como evolucionan como personas durante más de 10 veranos con nosotros. Nacen un montón de vínculos y afectos, pero sobre todo nos empeñamos en no perder de vista el principal objetivo que es la mejora de la salud. Porque aunque la salud no lo es todo, sin salud todo sirve de poco o de nada», concluye Borrajo.