Aceredo, anegado de nuevo después de un año al descubierto

La Voz OURENSE

LOBIOS

El cierre de la presa y las intensas lluvias han llenado el embalse de Lindoso y cubierto la antigua aldea de Lobios

31 oct 2022 . Actualizado a las 16:45 h.

La aldea de Aceredo lleva más de treinta años anegada, desde la construcción del embalse de Lindoso. La sequía que asoló la provincia hizo que el pueblo comenzase a emerger justo hace un año. Las visitas para no perderse semejante acontecimiento no dejaron de sucederse, obligando incluso a cortar el acceso por seguridad. Construcciones intactas, bicicletas, un coche y hasta una fuente cuyo mecanismo todavía funciona, emergieron cuando bajó el nivel del año. Son los fósiles de aquel pueblo que en su día estuvo lleno de vida.

Después de meses generando asombro y perplejidad, también un poco de desconcierto, en todos los que hasta él se acercaban, ahora, Aceredo vuelve a cubrirse de agua. Las casas de la pequeña localidad de Lobios, que fue engullida en 1992 por las aguas de una presa construida por el hombre, vuelven a estar cubiertas. Tras doce meses a la vista, los vestigios han regresado a las profundidades.

«Básicamente se han dado dos circunstancias», explica María del Carmen Yáñez, alcaldesa de Lobios. «Por una parte, EDP, la empresa portuguesa de energía eléctrica concesionaria del embalse lo cerró hace ya más de un mes y eso hizo que comenzase a incrementarse el nivel de agua poco a poco», relata. Las intensas lluvias de las últimas dos semanas hicieron lo demás. «Con las precipitaciones, que fueron muy fuertes en los últimos días, se acabó de cubrir el pueblo mucho más rápido», admite la regidora. Actualmente Aceredo está de nuevo cubierto de agua por completo y el paisaje en esta carretera, que conecta Ourense con Portugal y cruza el embalse, es ya totalmente otoñal.

Este domingo, con la tregua que dio la lluvia, algunos turistas se acercaron a Aceredo, unos pocos en caravana, para terminar dando la vuelta al comprobar que las casas ya no están a la vista y en su lugar hay solo agua.

Alejandro Camba